Millás: la lengua es la que nos
conquista
Juan Carlos Talavera. CrónicaUno de los engaños más tremendos en la historia de la humanidad es la creencia de que el ser humano ha conquistado la lengua, señala el escritor español Juan José Millás. Se dice, por ejemplo, que cuando un niño aprende a hablar es él quien está conquistando la lengua, pero en realidad es justamente al revés, la lengua es la que nos conquista y nos coloniza, asevera el autor de Articuentos y Lo que sé de los hombrecillos.Para Millás, los seres humanos no sólo estamos colonizados por la lengua, sino que somos sus esclavos. «Y si acaso un escritor sólo podrá aspirar a pactar con ese colono, pues la lengua quiere decir una cosa y nosotros otra», dice a Crónica. Pero en esa batalla no puede ganar la lengua porque entonces escribíamos cosas previsibles, ni nosotros porque crearíamos textos absolutamente intransitivos. Un texto sólo es el resultado de un pacto entre lo que dice el colono y nosotros.¿Por qué persiste esa confusión?, se pregunta el escritor. Porque en la historia del ser humano siempre ha existido una batalla contra la percepción. «La ciencia misma es una lucha contra ésta porque todo está montado para engañarnos. Ahora ya ni recordamos que alguna vez se suponía que el Sol era el que giraba alrededor de la Tierra; hace siglos ese punto desató una lucha impetuosa; lo mismo sucede hoy con la lengua», explica.Ganador de los premios Nadal en 1990, Primavera (2002), Planeta (2007), Millás reconoce que desde hace mucho tiempo se ha interesado por el lenguaje porque le causa una extrañeza enorme. «El sólo acto de hablar me parece una rareza y una singularidad respecto a los demás seres de la naturaleza. Es inquietante».Además, considera que el lenguaje nos acerca a la realidad, pero también nos separa de ella. «Es un caso excepcional el hecho de que sólo podamos llegar a la realidad mediante el lenguaje. Es inquietante desde mi punto de vista y un poco terrorífico».Academias. Sobre las academias de la Lengua, Juan José Millás (1946) señala que aunque no conoce a fondo su trabajo, éstas se ciñen a lo que oyen. «Las academias no crean la lengua porque ésta es una creación colectiva y en ese sentido lo que hacen es sólo recoger los usos cuando ya están establecidos», recuerda.Así que en cierto sentido la gramática podría ser vista como el descubrimiento de un detective. «El primer gramático debió ser un detective, un tipo que buscó cómo plasmar en palabras lo que se decía con la boca y comenzó a investigar, a distinguir entre sustantivos, adjetivos y adverbios para escribir las reglas de su estandarización».Aún más, en su opinión para hablar bien no hace falta conocer a fondo la gramática. «Eso lo demuestra una frase tan sencilla como: 'Papá, quiero que el domingo me lleves al cine'. Obviamente la frase requiere de una competencia lingüística increíble, pero hasta un niño de cuatro años podría decirlo».¿Cuál es la diferencia entre un niño y un escritor?, se pregunta. En que el segundo debe tener un dominio pleno de la lengua porque entre la oralidad y la escritura hay un abismo, una brecha.