Ortografía: de 162 páginas a
745
El Diario MontañésLa edición de 1999 de la Ortografía de la lengua española tenía 162 páginas. La de 2010 llega a las 745. No es que las reglas se hayan complicado, ni que el hablante vaya a encontrarse ante una nueva etapa de la evolución de su lengua. El incremento de texto se debe a la naturaleza de la nueva edición, un ambicioso trabajo que la Real Academia Española y las academias asociadas encargaron en 2002 a su competente Departamento de Español al Día.Fruto de esa labor ha sido la que sin duda puede considerarse la mejor de cuantas ortografías académicas se han publicado desde el nacimiento de la Docta Casa, una obra que por primera vez combina la descripción minuciosa con la necesaria función normativa. Esa variedad de enfoques, junto al hecho de acompañar cada conclusión del correspondiente razonamiento, hace de la 'Ortografía' un texto de gran valor tanto para el estudioso como para los profesionales de la lengua.Entre otras virtudes de la obra cabe destacar el esfuerzo explicativo apoyado en notas y aclaraciones históricas, etimológicas, léxicas y gramaticales no suministradas en anteriores ortografías, la exhaustividad en la presentación de casos y ejemplos, y la profundización en aspectos que antes recibían un tratamiento sucinto (desde la ortografía de los números hasta los signos auxiliares).No ha sido ésta, sin embargo, la percepción de los hablantes al conocer los primeros anticipos del trabajo a través de los medios de comunicación. Se ha creado la errónea impresión de un vuelco gigantesco en la norma hasta ahora vigente, cuando en realidad los cambios son casi insignificantes. El año 2010 no pasará a la historia como la fecha de ninguna reforma ortográfica, sino como un hito más en el proceso de consolidación y edición de instrumentos de consulta, en la misma línea que los diccionarios (el DRAE, el Panhispánico de dudas y el reciente de Americanismos) o la Nueva Gramática de 2009. Es decir: a partir de ahora vamos a escribir prácticamente igual que antes, pero contando con mejores herramientas para no cometer incorrecciones.Con la nueva 'Ortografía' en las manos ya es posible precisar sin riesgo de error cuáles son las novedades y a qué deben atenerse los hablantes a la hora de escribir determinadas palabras o expresiones. He aquí las que más controversias públicas han provocado estas semanas:Reducción del alfabetoLos dígrafos ch y ll. No hay cambio de criterio ortográfico alguno en este punto. Los dígrafos (grupos de dos letras que representan un solo fonema) del español siguen siendo los mismos: ch, gu, ll, qu y rr. Continuarán existiendo igual que antes y deberán escribirse exactamente de la misma manera. La separación entre las letras que los componen solo tendrá efectos en la ordenación alfabética, donde «se reduce el alfabeto a sus componentes básicos». De modo que no hay razón alguna para afirmar, como se ha llegado absurdamente a decir, que la nueva 'Ortografía' suprime la che y la elle.El adverbio solo y los pronombres demostrativos este, ese y aquel con sus femeninos y plurales. Hasta ahora se recomendaba no escribirlos con tilde salvo para distinguirlos tanto del adjetivo solo como de los determinantes demostrativos: «hablé con aquéllos» / «hablé con aquellos», «sólo consume verduras / «solo consume verduras». Pero se trataba de una preferencia y no de una imposición. Ahora se elimina la tilde en todos los casos, aunque se mantiene una puerta abierta a su uso ocasional, si atendemos a la literalidad del texto académico: «A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde incluso en casos de doble interpretación». Todo hace suponer que a última hora se ha corregido en este punto el «se deberá» por un suavizador «se podrá», con lo que en definitiva se mantiene la misma situación normativa que rige nada menos que desde 1959.La tilde en monosílabos como guion, truhan, ion, fiais, crio, etc. Pese a lo que se ha afirmado reiteradamente, la nueva 'Ortografía' no introduce cambios en la norma vigente respecto a la consideración de estas palabras, sobre las que ya sentó el criterio en la anterior de 1999. A partir de entonces estas palabras se consideran monosílabas a todos los efectos, es decir, se pronuncian con diptongo o triptongo y no con hiato. Por lo tanto, según las reglas clásicas de acentuación, no deben llevar tilde ya que acaban en vocal, -n o -s. El problema, ya planteado hace once años y aún no resuelto, es que muchos hablantes las pronuncian con hiato, en contra de la norma general para la consideración de diptongos de determinadas secuencias vocálicas como éstas.'Exministro'El prefijo ex-. Tal vez sea el cambio más radical de cuantos propone la obra, aunque en realidad no viene determinado por criterios ortográficos sino morfológicos y léxicos. Hasta ayer mismo, a la forma ex (con el significado de 'que fue y ya no es') se le adjudicaba la estrambótica categoría de 'prefijo adjetival', por lo que debía escribirse separado: 'ex profesor', 'ex militar', 'ex presidente' (solo había una incomprensible excepción: la palabra 'excombatiente').Ahora es justamente lo contrario: ha de escribirse obligatoriamente unido a la base léxica, formando una sola palabra con ella: 'exprofesor', 'exministro', sin espacio separador y también sin guion intermedio. Solo va separado ante bases léxicas pluriverbales, como ocurre con el resto de prefijos ('ex primer ministro', 'ex teniente de alcalde', al igual que 'anti pena de muerte' o 'pro derechos humanos'). No deja de sorprender que en este punto la 'Ortografía' enmiende la plana a la Nueva gramática de 2009, donde, siguiendo el criterio del 'Diccionario panhispánico de dudas', se imponía taxativamente 'ex ministro'.La conjunción disyuntiva o. Según la norma tradicional debía llevar tilde cuando se escribía entre dos cifras («4 ó 5», «300 ó 400»), para no confundirla con un cero. El 'Diccionario panhispánico de dudas' ya dejaba la orden en una simple recomendación. Pero a partir de ahora la conjunción disyuntiva o no debe llevar tilde nunca («como corresponde a su condición de palabra monosílaba átona, y con independencia de que aparezca entre palabras, cifras o signos»), pues se considera que los tipos del ordenador son lo bastante diferenciados para no causar confusión. Ha de escribirse, por tanto, «4 o 5», «300 o 400»).El nombre de la Y. ¿Y griega o ye? Las dos denominaciones eran conocidas y empleadas según los ámbitos de uso. Aunque suele considerarse erróneamente que 'y griega' es más culta y 'ye' más coloquial o propia de algunas zonas de Hispanoamérica, lo cierto es que ambas coexistían desde tiempo atrás, y que 'ye' es la preferida en el uso académico desde nada menos que 1869. La nueva 'Ortografía' reconoce las dos variantes denominativas de la letra, pero recomienda -y prácticamente impone- el nombre 'ye', «el único recomendado para todo el ámbito hispánico, por ser más simple y distinguirse directamente, sin más necesidad de especificadores, del nombre de la vocal i».