Premian a Delibes
Norte de CastillaEn un acto sencillo, emotivo y cercano, como no podía ser de otra manera tratándose de un personaje como Miguel Delibes, el autor de 'El hereje' recibió el martes la Medalla de Oro de Castilla y León de manos del presidente Herrera, uniendo de esta manera su nombre al de otros galardonados ilustres como los Reyes de España, Don Juan de Borbón, Adolfo Suárez, Félix Rodríguez de la Fuente o Tomás Pascual. A sus 89 años, el «patriarca de las letras españolas», como se refirió a él el presidente de los castellanos y leoneses, representa como muy pocos las esencias y las mejores virtudes de esta tierra; bien desde su sempiterna Valladolid, la ciudad desde la que ha conseguido construir una de las obras más universales de la literatura española contemporánea, bien desde la burgalesa Sedano, donde Delibes ha escrito una de las páginas más bellas, más brillantes y más personales de la historia de la relación del ser humano con la Naturaleza.De hecho, su preocupación por la Naturaleza, que tantas y tantas páginas de su literatura ha ocupado a lo largo de los años, junto con su permanente exaltación de los valores humanos y su defensa a ultranza de la lengua castellana han sido las constantes más firmes de una obra, la de Miguel Delibes, que surge de las más puras entrañas de la tierra en la que nació, pero que goza de una proyección universal de la que muy pocos escritores pueden presumir en nuestro país. Naturaleza, humanismo y cultura: tres grandes focos que representan también las mejores cualidades de una tierra como la de Castilla y León. De hecho, y rompiendo con la costumbre habitual del escritor de rechazar toda representación que no sea la de sí mismo y la de su literatura, por primera vez Miguel Delibes reconoció ayer, por boca de su hija Elisa, sentirse en cierta manera representante de una tierra que constituye no sólo el telón de fondo permanente de su literatura, sino también el espíritu fundamental que la sustenta. Lo cierto es que a día de hoy ni la obra de Miguel Delibes se podría entender sin entender el alma de Castilla y León ni el alma de Castilla y León se podría entender sin la literatura de Miguel Delibes.Dos lecciones, entre otras muchas, son las que podemos recibir, en este arranque del siglo XXI, del magisterio del novelista, académico y periodista, director durante largos años de 'El Norte de Castilla' . La primera es la concepción, repetida por él una y mil veces y refrendada siempre por su propio ejemplo vital, de que lo universal es siempre lo local sin puertas, sin complejos, con verdad y con amplitud de miras. La segunda, y quizás la principal, válida sobre todo para tiempos de mudanza como los que vivimos en estos momentos, es que la honestidad, la dedicación, el trabajo bien hecho y la lucha por unos valores que en su obra son reconocibles desde la primera hasta la última de las páginas, son el camino que distingue a los grandes hombres de los demás.Desde que decidió 'quedarse' en Valladolid, rompiendo con una tradición secular de los escritores españoles de marcharse a Madrid, a Barcelona o a cualquiera de las grandes ciudades españolas o europeas en busca de fama y reconocimiento, Miguel Delibes no sólo se convirtió en un símbolo de esta tierra, sino también en un ejemplo para otros muchos escritores que, detrás de él, han optado por seguir asomándose al gran mundo sin necesidad de abandonar nuestras ciudades o nuestros pueblos; con mayor o menor fortuna, pero siempre con ese mismo concepto. Hoy, como atestigua esta medalla —demasiado poco metal, a pesar de lo que afirme el maestro—, ningún escritor vivo representa como Miguel Delibes el espíritu ancho y generoso de Castilla y León; muy pocos como él, a lo largo de los siglos, encarnan la proyección universal de una lengua como la lengua castellana. Un reconocimiento que se une a muchos otros, a cual más importante, pero que simboliza como ninguno la comunión de un escritor con su mundo.