Premio Don Quijote a Vargas Llosa y Gloria Macapagal
El PaísEn su segunda edición, el Premio Internacional Don Quijote de La Mancha ha seguido la pauta con la que se estrenó el año pasado. De nuevo ha galardonado la iniciativa de un Gobierno extranjero en defensa del español y, al mismo tiempo, la carrera de un gran escritor latinoamericano. Así, la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal-Arroyo (en la categoría de mejor labor institucional), y el novelista peruano Mario Vargas Llosa (en la de más destacada trayectoria individual), han tomado el relevo a Lula da Silva, presidente de Brasil, y al mexicano Carlos Fuentes en el palmarés de un galardón convocado conjuntamente por la Fundación Santillana y la Junta de Castilla-La Mancha con el objetivo de reconocer la obra de aquellos que "mejor hayan contribuido a la difusión internacional y el conocimiento de la cultura y de la lengua española"."Es un idioma de quien quiere apropiárselo", dice el escritor peruanoDe ese modo describió ayer la vocación del premio José María Barreda, presidente de la junta castellano-manchega. Lo hizo en Toledo, una ciudad engalanada para la inminente celebración del Corpus Christi, y rodeado de algunos de los miembros de un jurado presidido por él mismo y compuesto por Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española; María Soledad Herrero, consejera de Cultura de Castilla-La Mancha; Gregorio Marañón, presidente de la Real Fundación Toledo; la escritora brasileña Nélida Piñón; Juan Luis Cebrián, presidente de la comisión ejecutiva del Grupo PRISA (editor de EL PAÍS); Emiliano Martínez, presidente del Grupo Santillana, y Basilio Baltasar, director de la Oficina del Autor del mismo grupo.García de la Concha recordó que el español nunca fue una lengua demasiado difundida en Filipinas: "Era el idioma de los sectores elevados de la sociedad". De ahí, en su opinión, la importancia de la decisión del Gobierno presidido por Gloria Macapagal-Arroyo de implantar la enseñanza del español en la enseñanza secundaria del archipiélago asiático. "Es un impulso formidable y una nueva oportunidad. Y esta vez abierta a todo el pueblo filipino", afirmó el director de la RAE, que destacó también el dinamismo tanto de la propia Academia Filipina de la Lengua Española como del Instituto Cervantes instalado allí. Si Lula representó el año pasado al gigante lusófono de América del Sur, Macapagal-Arroyo, que recibió la noticia a las diez de la noche (hora de Manila), representa la puerta de Asia para un idioma, en palabras del jurado, de importancia creciente "como lengua de comunicación global".Ese carácter universal es el que destacó Mario Vargas Llosa a este periódico poco después de recibir la noticia del premio. Si el jurado había distinguido en él a un maestro de la lengua española, él subrayó la vocación planetaria de esa misma lengua: "Una universalidad nada artificial. Hasta muy recientemente, su expansión no ha sido obra de la promoción institucional, sino fruto de su propia dinámica y del empuje de sus hablantes". En palabras del autor peruano, ese dinamismo es lo que ha llevado al Gobierno filipino a impulsar una lengua que, recordó también Vargas Llosa, "nunca llegó a arraigar en su país pero siempre quedó como sustrato: los clásicos de Filipinas están escritos en español".Enemigo declarado de toda "jactancia nacionalista", el autor de El pez en el agua y Conversación en la Catedral afirmó que el español es la negación de todo nacionalismo: "Es la lengua de quien quiere apropiársela. No tiene fronteras: es mexicana, peruana, castellana, estadounidense... No olvidemos que hay más de 40 millones de hispanohablantes en Estados Unidos". ¿Algún riesgo de disgregación víctima del spanglish? "Ninguno. La revolución de las comunicaciones ha afianzado la unidad del idioma. Eso sí, contribuye también a que se pierdan los colores, acentos y tonos particulares. Hoy los españoles usan venezonalismos y peruanismos que escuchan en la televisión sin mayor problema".Dotado con 25.000 euros y una escultura de Manolo Valdés, el Premio Don Quijote se entregará en Toledo el próximo otoño. "En torno al día 12 de octubre", apuntó Barreda. El año pasado, la entrega del galardón al presidente Lula y a Carlos Fuentes fue presidida por el rey Juan Carlos.