Sergio Ramírez espera el retorno de las utopías a América Latina
Buenos Aires, 17 ago (EFE).- El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien se declara alejado por completo de la política, aseguró que no desespera por el regreso de las utopías a América Latina, cuya historia "siempre es una caja de sorpresas"."Yo no desespero, creo que habrá planteamientos nuevos, no necesariamente armados" en Latinoamérica, dijo a la agencia EFE el escritor, durante una visita a Buenos Aires para presentar su nueva novela, "Mil y una muertes".Para Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua, es "muy importante" el resurgimiento de la izquierda en varios países latinoamericanos, aunque se trate de "los proyectos que quedaron pendientes de la década de los noventa"."Mil y una muertes" recoge el hilo de los "encuentros fortuitos" de Ramírez en sus viajes por el mundo junto con el de las andanzas del fotógrafo Castellón, cuya cámara capta con imágenes tanto su propia historia "como la fantasía derrotada de los ideales y las utopías" o "la falsificación alucinante de nuestras nacionalidades"."La persecución que yo hago de él para ver quién era y la vida que él cuenta, es el doble hilo de esta novela: son hilos que corren paralelos y no se van a juntar hasta el final", apuntó Ramírez."La imaginación en vez de estar en derrota está en alza en América Latina, pero me parece que el caso de las utopías políticas o sociales es diferente", comentó el escritor, para quien la revolución de 1979 en Nicaragua fue "la última utopía del siglo XX".Sergio Ramírez recordó su participación en "esa maravillosa experiencia" revolucionaria que lo llevó a la vicepresidencia de Nicaragua en 1985, pero remarcó que para él "es una etapa política superada, porque hay etapas que terminan en la vida" de una persona."Me resultó atractivo contar la historia de un fotógrafo que recoge fotos de la historia y de su vida. Y luego me interesaba contar cosas de mi propia vida dentro de una novela de encuentros fortuitos", señaló en relación con "Mil y una muertes".Las utopías latinoamericanas "vinieron creciendo desde la década del sesenta, que para mí es quizá la más importante del siglo XX", pero se terminaron en los años noventa "cuando empezó el derrumbe del llamado socialismo real", puntualizó.Ramírez sostuvo que durante la década pasada "empezó a dar temor a soñar a los más jóvenes" y los dirigentes "se atuvieron a lo práctico, a lo verdaderamente real, a algo más individual, al proyecto de sus propias vidas".Señaló que "el progreso de la izquierda en Latinoamérica no es todavía un proceso de los jóvenes" sino cuentas pendientes del pasado."Como es el caso del Frente Amplio en Uruguay o del Partido de los Trabajadores de Brasil: no son jovencitos los que han llevado a la izquierda al poder, por eso quizá se trate de una izquierda más pragmática y los jóvenes nunca son pragmáticos", opinó."Es muy importante que haya pruebas de gobiernos de izquierda, pero no es el modelo utópico juvenil que vivimos nosotros con la revolución en Nicaragua", agregó.Para Ramírez, la disgregación de las estructuras políticas tradicionales en varios países latinoamericanos "es la crisis de los viejos"."La vida sigue y la historia va repitiendo su curso y al igual que en otros siglos habrá un esplendor juvenil, que es lo que crea a todo", matizó.El escritor destacó que "la gran virtud que han tenido estos tiempos es la de una consolidación de los sistemas democráticos" en América Latina, donde ya "no hay ninguna posibilidad" del regreso de las dictaduras."Eso es una enorme ventaja: me parece que hemos ganado mucho", subrayó.