Tomás Caldera ingresa a la Academia
Venezolana
Reyes Theis, El UniversalLa silla del expresidente de la República Rafael Caldera como individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua permaneció vacía hasta ayer, ahora se sentará allí su hijo, Rafael Tomás Caldera Pietri. La majestuosidad del paraninfo del Palacio de las Academias, con sus muebles y obras artísticas añejas, recibió ayer a una multitud que plenó sus instalaciones. Allí, figuras del quehacer político —como Julio Borges, Eduardo Fernández y Pompeyo Márquez—, se mezclaron con las del mundo académico, para el acto de ingreso de Caldera Pietri. «Ha sido un estudioso de la obra de Santo Tomás, ha sido un filósofo estudioso de los problemas venezolanos, y un hombre consecuente con el país», dijo sobre el nuevo integrante de la Academia Venezolana de la Lengua, su presidente, Blas Bruni Celli. Caldera Pietri es doctor en Filosofía por la Universidad de Friburgo (Suiza) y se desempeño en la docencia por más de treinta años en la Universidad Simón Bolívar. Entre sus publicaciones, se destacan : Educación General y Filosofía (Caracas, 1978), Le Jugement par Inclination chez Saint Thomas d'Aquin (París, 1980), La respuesta de Gallegos (Caracas, 1980), Un estudio sobre la primera captación intelectual en el pensamiento de Tomás de Aquino (Caracas, 1988). «Para mí fue una gran sorpresa, nunca tuve relación directa con la Academia, me he pasado la vida en la docencia universitaria, por otra parte, como se trataba del sillón que correspondía a mi padre era una sorpresa y no podría sustraerme a eso, era un gran honor y un compromiso, y así lo tomé y me sentí muy agradecido porque me hayan dado esa oportunidad», dijo luego del acto, Rafael Tomás Caldera. Añadió que «Andrés Bello en su discurso de inauguración de la Universidad de Chile dijo que a toda la sociedad le hacen falta hogares donde se difunda la luz y esa es la función de las academias, y eso es lo que nos toca cada uno, en la capacidad que tenga de aportar». Ayer el expresidente Caldera cumpliría 95 años y sus hijos se congregaron en ese Palacio, para recordarle y celebrar que uno de ellos asumió parte de su legado académico.