Valdelavilla: un enclave inglés en el corazón de España
En verano, son muchos los que se animan a dar un pequeño ‘empujón’ a su inglés. Para quienes no quieren invertir todas sus vacaciones en el extranjero, una opción es participar en un curso de inmersión de una semana sin tener que coger un avión. “Prohibido hablar en español”. Ésta es la consigna de bienvenida que reciben todos aquellos que, por una semana, se convierten en los habitantes de Valdelavilla, una pequeña localidad de Soria que, durante seis meses al año, se transforma en un auténtico pueblo inglés en el corazón de España. El objetivo de quienes acuden a este pueblo, abandonado desde 1968 y rehabilitado hace seis años por la Caja Rural de Soria, es participar en un curso lingüístico de inmersión para aprender inglés, pero sin tener que coger un avión para hacerlo.Nativos angloparlantes de cualquier parte del mundo, una plantilla que habla inglés y un completo aislamiento geográfico, donde ni siquiera los móviles tienen cobertura, son los ingredientes de un combinado con el que los alumnos de este programa, organizado por la firma española Pueblo Inglés, logran un importante salto cualitativo en sus capacidades de expresión y entendimiento de la lengua más demandada del planeta. El programa, que el pasado 4 de julio cumplió su sexto aniversario, tiene una duración de ocho días, a lo largo de los cuales sus participantes tienen la oportunidad de conversar con personas de acentos y registros lingüísticos muy diversos. Esta iniciativa no está pensada para quienes no tienen ningún conocimiento de la lengua de Shakespeare –es necesario superar una prueba de nivel–, ya que el pilar de este curso es la conversación con angloparlantes y no se imparten lecciones de gramática ni de vocabulario. Está especialmente indicado para ejecutivos que quieren poner en práctica los conocimientos de cursos tradicionales y que, por motivos laborales, se ven obligados a defender sus intereses y los de su empresa en inglés, pero no disponen del tiempo suficiente para dar el salto entre el estudio y la puesta en práctica de un idioma. “Lo primero es superar la inseguridad a la hora de hablar en ingles. Después, muchos de nuestros alumnos necesitan ser capaces de seguir una conversación que no sólo trate de asuntos económicos, de entender cualquier acento en una charla telefónica o de comprender las diferencias que existen entre las expresiones españolas y anglosajonas”, explica Akemi Royer, codirectora del curso de Pueblo Inglés en Valdelavilla. El día en este pueblo inglés comienza a las nueve de la mañana, ya que los participantes tienen completamente prohibido hablar español desde que se levantan hasta que se acuestan. Incluso para algunos, el objetivo es llegar a soñar también en inglés. Las actividades más comunes son las denominadas conversaciones one to one, en las que, durante cerca de una hora, cada español habla a solas con un angloparlante, que puede proceder de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia o, incluso, la República de Sudáfrica. El día a díaEn algunos casos, estas sesiones pueden convertirse en conversaciones two to two (grupos formados por dos españoles y dos angloparlantes) para añadir mayor complejidad. Enfocado principalmente a ejecutivos, también se organizan conference calls (teleconferencias) y sesiones telefónicas para reforzar las capacidades lingüísticas en situaciones en las que no se pude ver al interlocutor. Hablar en público con seguridad en inglés es otro de los objetivos del programa, para lo que se organizan actividades lúdicas, como breves teatros cómicos o la exposición de historias personales que puedan resultar útiles o interesantes para el resto de participantes. “Incluso después de la cena o en los ratos libres, en los que se puede descansar del esfuerzo realizado a lo largo de todo el día, la gente continúa hablando en inglés. Es como una enfermedad”, bromea Royer. En Valdelavilla, todo está pensado para favorecer la comunicación entre los españoles y sus nuevos profesores. Las mesas del comedor, por ejemplo, están preparadas para cuatro comensales, de los que dos deben ser angloparlantes y se procura que los españoles nunca se sienten juntos, sino uno enfrente del otro. “Nos tomamos muy en serio que los alumnos aprovechen al máximo su semana aquí”, asegura Pablo Aspas, codirector del curso, que apunta que, “en algunas ocasiones, hemos llegado a expulsar a personas del programa, por negarse a hablar en inglés con otros españoles”. Una de las asistentes al último programa de Pueblo Inglés en Valdelavilla, celebrado entre el 29 de junio y el 6 de julio, es Adela Fernández, directora de Control de Gestión de Telefónica. La compañía española ha comprado recientemente la operadora británica O2, que ha supuesto la entrada de dos miembros de Reino Unido en el consejo. Ahora que Telefónica es bilingüe, Adela Fernández, se ha animado a participar en este programa porque necesitaba retomar su capacidad de comunicarse en otro idioma. “Hacía mucho tiempo que no ponía en práctica mi inglés”, comenta la ejecutiva. “Ahora, planeo apuntarme a una academia tradicional, con el fin de seguir progresando y, sobre todo, de no volver a olvidar el inglés que he aprendido hasta el momento”, añade. Adela Fernández, al igual que el resto de los participantes, se han esforzado durante una semana no sólo para ser capaz de comprender a distintas personas con diferentes acentos, sino también para hacerse entender. Sin embargo, tiene claro, al igual que señalan los organizadores del programa, que el éxito futuro de este curso depende de que el alumno siga practicando el idioma cuando vuelve a su rutina diaria. “La media de los alumnos de un curso intensivo de inmersión de inglés oscila entre los 30 y los 35 años, aunque también es frecuente contar con la presencia de universitarios y de trabajadores de cualquier edad y condición”, indica Aspas. “Durante los meses de verano, muchas personas deciden aprovechar sus vacaciones para dar un empujón al idioma, pero, el resto del año, alrededor del 70% de los asistentes que acuden a un programa como el de Valdelavilla cuentan con el apoyo económico de sus empresas. Es común contar con personal de departamentos de Recursos Humanos, que desean descubrir en qué consiste el curso antes de enviar al resto de la plantilla de la compañía”, puntualiza Aspas. Superar un examen de la Escuela Oficial de Idiomas, prepararse para afrontar una próxima entrevista de trabajo o sobrevivir a un año en una universidad californiana son algunas de las razones que animan a sumergirse en este curso a aquellos que, por su edad, están muy lejos de los cargos ejecutivos de una compañía. Por lo tanto, y sobre todo en verano, no es raro encontrar que, por una semana, la alta dirección de una compañía comparta una semana con estudiantes de hasta 18 años. Profesores voluntariosEl éxito del programa también depende, en gran medida, de la selección de los angloparlantes, ya que tiene que haber uno por cada español. Estos improvisados profesores acuden a Valdelavilla en calidad de voluntarios, ya que no reciben una contraprestación económica a cambio. Para algunos, es una forma barata de pasar unas vacaciones en España, para otros, una forma de acercarse a la cultura, y otros, simplemente, buscan nuevas experiencias. Pero la clave es que los participantes proceden de distintos países y son buenos comunicadores. Así, los extranjeros deben rellenar un formulario hablando de sí mismos y de por qué quieren participar en el programa. Aunque no se les exige ser profesores de inglés, puesto que no se trata de un curso de gramática, sino de comprensión y expresión oral, la mayoría suele tener experiencia en este campo o bien formación universitaria. Tras pasar una semana en un curso de estas características, que tiene un precio aproximado de 1.800 euros (con todo incluido), los participantes han hablado en inglés durante más de 100 horas, lo que equivale a casi 15 horas diarias de conversación en otro idioma sin salir del país. Para los que quieran seguir practicando, Pueblo Inglés ha construido en el mundo virtual de Second Life una réplica de Valdelavilla, para que sirva de punto de encuentro entre todos los participantes. La compañía cuenta con otros cursos similares en Salamanca, Andalucía o Cataluña, además de un enclave en Italia.