Álvar: «Los periodistas son responsables del buen uso de la lengua»
El Día de Tenerife, G. Jiménez
«La lengua quizás sea de lo más íntimo que tengamos". De esta manera define el filólogo madrileño Manuel Alvar Ezquerra el sistema de comunicación más antiguo que posee el ser humano. Lexicógrafo y coautor, junto a Lidio Nieto, del reciente Nuevo Tesoro Lexicográfico del Español, que rastrea la historia de 100.000 palabras de la lengua española, Alvar siempre ha estado ligado a Canarias, un amor que, reconoce, ha heredado de su padre, Manuel Alvar López, una de las figuras más reconocidas en el estudio de lengua española. Uno de sus primeros trabajos fue, precisamente, 'recoger la toponimia de las Islas'».Catedrático de Lengua Española de la Universidad Complutense de Madrid, Álvar Ezquerra visitó esta semana Tenerife, donde presentó el libro Norma Lingüística y Español de Canarias. Manual de consulta para periodistas", del profesor de la ULL Humberto Hernández.;
–¿Considera que no se hace un buen uso de la lengua?–La lengua se emplea mal en muchos ámbitos, uno de ellos en las correcciones de estilo en los periódicos. Hace falta un poco de iniciativa en este sentido, pero no hay enseñanza en la lengua española. La gente no la domina y los filólogos tenemos un campo de actuación enorme, no sólo para enseñarla en colegios y universidades sino para que también la sociedad llegue a conocerla en todos los ámbitos, incluso en campos insospechados. Por ejemplo, para el desarrollo de las tecnologías el conocimiento de la lengua es fundamental, al menos para no destruir un bien común que tenemos.–¿Piensa que los periodistas y los políticos tienen más responsabilidad que los profesores?–Todos los que tenemos la lengua como instrumento de trabajo tenemos una gran responsabilidad y los periodistas también porque son modelos de la lengua. El profesor tiene una importancia enorme, pero una influencia pequeña. En cambio, un periodista tiene una influencia mucho mayor, porque son miles de personas las que leen los periódicos o ven la televisión. Por tanto, el periodista debe conocer la lengua y tiene que utilizarla bien. Por otro lado, los personajes del famoseo también son responsables, porque la gente o se siente representada por ellos o son modelos. Este tipo de personas deben cuidar mucho la lengua.–Los profesores juegan un papel fundamental en la educación, pero cada vez son menos los jóvenes interesados en estudiar Filología Hispánica debido a que ésta es su única salida laboral...–Un filólogo se puede dedicar a muchas cosas. No sé quién tiene la culpa de que no se hagan más proyectos. La lengua quizá sea lo más íntimo que tengamos, y la difusión de este conocimiento no se ve. Podría haber salidas en muchos ámbitos, lo que pasa es que no tenemos la conciencia social de la necesidad de conocer la lengua, y no sabemos explotarla. La lengua es un organismo vivo, que está en continúa transformación y que hay que estudiar. Siempre habrá campo de investigación. Pero eso sólo es una pequeña parte de las posibilidades; lo importante es la proyección social de los estudios, y para ello es necesario que los realicen gente formada.–Con la implantación del Plan Bolonia esta especialidad dejará de existir tal y como se ha conocido hasta ahora. ¿Qué opinión tiene de esta reforma?–Prefiero no enterarme del Plan Bolonia, porque es algo catastrófico. La implantación, tal y como se ha hecho, equivale a empezar la casa por arriba; es demencial. Y que se quiera parangonar la Filología Hispánica con otras también lo es. Que alguien no pueda estudiar únicamente Filología Hispánica es absurdo; no tiene sentido que esta especialidad deba combinarse con otros estudios; así, el estudiante no se forma ni en uno ni en otro. Decir que de esta manera habrá más salidas es engañar, porque si una persona estudia la mitad de lo que debería tendrá menos oportunidades. Otra cosa es complementar la carrera con otras asignaturas. Pero en este tipo de proyectos no interesa tanto el contenido como las formas, cuando lo importante no es enseñar los contenidos sino "saberlos" enseñar. Con este sistema sólo se formará a gente vacía.–¿Considera que la enseñanza en España es buena?–La enseñanza en este país está tan mal porque los planes de estudios que había antes eran malos, hemos formado mal a la gente que enseña ahora. Es una bola que por desgracia va en aumento y es difícil deshacer.–¿Considera que el nuevo lenguaje SMS acabará suplantando a la norma?–¿Es un nuevo lenguaje o es el mismo bajo otra forma? Estamos aprendiendo a hacer escritos de una manera abreviada; esto está inventado desde hace mil años; los amanuenses medievales ya lo hacían. Los que usan la comunicación por mensaje de móvil únicamente utilizan un sistema de abreviaturas. Eso ni es bueno ni es malo, porque la ortografía no es nada más que la transposición de lo que hablamos, es una representación gráfica. Otra cosa es que ese sistema de comunicación sea el que se generalice y la representación suplante a lo representado, porque estaremos empobreciendo la lengua. Cuando nuestra capacidad expresiva se reduce a cuatro signos es muy triste. Hay que cuidar la lengua.–¿Cree que la globalización está destruyendo la identidad lingüística de los pueblos?–Cuando hay un modelo que no es lingüístico sino sociocultural es preocupante, porque conduce a la pérdida de la identidad. La globalización supone una nivelación y se pierden cosas, pero es algo que ha ocurrido a lo largo de la historia, es la vida y muerte de las palabras; se pierden unas y se crean otras. La sociedad ha dejado de ser rural para ser urbana y esto conlleva que se pierdan muchas palabras, pero es algo natural.–La lengua ha servido en muchos casos para generar conflictos. En la actualidad podemos ver muchas estrategias para instaurar como lengua oficial la utilizada en una Comunidad Autónoma en vez de la del país. ¿Qué opina de este tipo de acciones?–La imposición es mala, son actitudes propias de otras épocas y de regímenes autoritarios. A una persona no se le puede obligar a hablar de una determinada manera, porque la lengua es lo más propio e íntimo que posee. Los ataques a la lengua no deben existir, hay que conseguir una dimensión natural, pero parece que esto no interesa. Me parece muy bien que se mantenga lo propio, no se debe perder la identidad, pero no se debe llevar eso a una confrontación. La lengua no es un instrumento de lucha, sino de defensa, y cada sistema lingüístico tiene su ámbito de uso.–¿Considera que la lengua está en crisis?–En el buen sentido sí, porque está en continúa transformación. En el sentido negativo no creo que lo esté, lo que ocurre es que el interés por la lengua desde los estamentos sociales y políticos es escaso. Están bien las instituciones que existen para su estudio, pero necesitan más medios y más apoyo. Falta un mayor interés y una mayor implicación desde el Gobierno central y desde los regionales, pero no para poner las hablas regionales como instrumentos de confrontación, sino para situarlas como conocimiento de nuestra propia realidad.–¿Cuál cree que es el diccionario que no debe faltar en casa?–Yo no recomiendo un diccionario, sino varios; uno para cada necesidad. En ese sentido las tecnologías suponen un avance para las necesidades de las personas. A través de internet se puede consultar cualquier cosa.