Manuel Seco: «La incultura de los
egresados de la universidad»
La Opinión CoruñaOcupa el sillón A de la Academia Española y ha sido nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Alicante, ¿de qué se ocupa en la RAE? —Mi trabajo principal fue el de redactar y finalmente dirigir el Diccionario Histórico de la Lengua Española que empecé en 1960 y que suspendió la misma academia en 1996 porque consideraba que era muy gravoso para ella la publicación de este libro. Deberían haber tenido en cuenta que nos habían ofrecido colaboración instituciones que habrían facilitado mucho la producción del diccionario y financiarlo, con planes de aceleración de la producción que no fueron atendidos. Nos quedamos con una parte importante de 3.000 páginas de diccionario interrumpido para siempre. Ahora están redactando un nuevo diccionario histórico del que no tengo nada que ver ni he visto resultados todavía. —¿Pueden cambiar mucho los inmigrantes nuestro diccionario? —Es muy elástico, si pensamos en los inmigrantes procedentes de América la situación es completamente distinta a los procedentes de África. El problema solo sería importante si el número de emigrantes llegase a ser equivalente a la población española, aunque tal y como vamos somos capaces de llegar a esa situación. En realidad, el problema que tenemos con la lengua en España no proviene de los inmigrantes, es el desastre de la enseñanza. La situación de la enseñanza es absolutamente insoportable. —¿Insoportable? —Parece mentira que los gobiernos no se hayan preocupado nunca desde la muerte de Franco por vigilar, cuidar y tratar de mejorar la enseñanza en general y, concretamente, la enseñanza de la lengua. La enseñanza de la lengua por sí sola es un problema, pero el problema fundamental es la falta de exigencia, pérdida de valores, de preparación de la gente y la falta de cultura que se nota en todos los aspectos. Lo notamos, por lo menos, los que hemos vivido bastantes años, pero hay generaciones enteras que son prácticamente analfabetas, un analfabetismo funcional del que la gente no habla. —¿A qué se refiere con lo de analfabetismo funcional? —Saben leer mecánicamente, pero no leen en la práctica, a eso llamo analfabetismo funcional, y escribir muy, muy poco. Es que se nota en los universitarios. Los que salen de la universidad no son verdaderos lectores ni saben escribir, no saben expresarse, salen con una incultura idiomática brutal y hablo incluso de los que se forman en las materias relacionadas con la lengua, como Filología. Empezando por la selección de los profesores que está muy abandonada y se nota mucho en la formación de los alumnos. —¿Lo vincula con lo sucedido en la Universidad de Sevilla, en la que han dejado terminar el examen a un alumno que estaba copiando? —Esa noticia que ha circulado los últimos días es un disparate. Que copiar en un examen, utilizar chuletas, no sea falta grave demuestra no ya la mala medida en sí, sino qué clase de profesores, qué clase de catedráticos de universidad tenemos ahora, que son capaces de aprobar eso. Es escandaloso. —¿Le parece que es excesivo el garantismo o ve peor la laxitud en las normas? —La falta de disciplina que hay en general en la enseñanza, con eso de que la disciplina es fascista, es un tópico disparatado, porque es necesario que haya una mínima autoridad. La hay en todos los países, incluso en los más democráticos. —¿Le parece entonces que hemos dado pasos atrás? —Muchos pasos atrás, sí. —¿Y qué opina del pacto educativo que se esta fraguando? —No sé nada de eso; además, cuando comienza una cosa nunca se sabe cómo acaba. Encuentro que es gravísimo el hecho de que en la enseñanza, en las zonas donde hay lenguas cooficiales, se reparta el estudio entre dos o tres idiomas. Me parece muy delicado ese asunto, porque lo que verdaderamente nos une a los españoles como nación es el idioma, es lo único que tenemos común. Antes se hablaba de la religión, pero es el idioma sobre todo, y si no somos capaces de entendernos bien en un mismo idioma estamos perdidos. —Los filólogos defienden en general que aprender dos lenguas amplía la cultura. —Por supuesto, yo siempre he defendido eso, pero también que se tome una lengua común principal y como única en toda la nación, y eso no se está cumpliendo. Se está cumpliendo sólo a medias en el mejor de los casos. —En las nacionalidades históricas rige la cooficialidad de lenguas, ¿usted insiste en que debe predominar el castellano? —No hay más que leer la Constitución, la gente se salta la Constitución con una facilidad tremenda. —¿Aporta soluciones para reconducir la enseñanza y los valores que dice que se han perdido? —Para ello, sería necesario reeducar a los políticos y eso me parece imposible. —¿Cree que son ellos los que marcan el paso a la sociedad? —Sí, lo malo es que los políticos piensan en otras cosas.