Densidad de información del español vs el
inglés
Juan Andrés Gualda Gil
En el mundo el idioma español, como lengua materna, es ya casi tan hablado como el inglés, su principal competidor en el ámbito occidental, el cual es ejemplo de simplicidad y flexibilidad, tiene una gramática sencilla y pocas desinencias verbales, carece de tildes, admite la elisión del punto trasero en las abreviaturas y acoge y forma nuevas palabras con suma facilidad. El filólogo y académico español Emilio Lorenzo dijo en una entrevista que «el idioma inglés no tiene miedo al ridículo [...]. El idioma español siente recelos y temores ante cualquier innovación y no llega al aprovechamiento exhaustivo de sus propios recursos expresivos». La lengua española tiene miedo a la libertad, es muy rígida y timorata y considera herejía condenable todo aquello que rebase un poco los límites de su férrea disciplina. Por eso Jorge Luis Borges fue un enamorado, amor a veces incomprendido, de la lengua inglesa.
El español escrito tiene una media de 5 letras por palabra (el número medio de letras por palabra de cualquier idioma puede calcularse aproximadamente cargando una novela en un procesador de textos y yendo a las estadísticas donde se da el número total de caracteres y el número total de palabras). La mitad de las palabras españolas son monosílabas, la tercera parte bisílabas y poco más de la décima parte son trisílabas. De todo ello se deduce que el número medio de sílabas por palabra es 1,7 y que el número medio de letras por sílaba es 2,94. El 80 % de las palabras polisílabas son llanas, el 17 % son agudas y el 3 % son esdrújulas. La palabra llana es, pues, el tipo mayoritario de palabra española.
El inglés tiene un total de 35 fonemas1 (12 vocálicos y 23 consonánticos) mientras que el español solo tiene 24 (5 vocálicos y 19 consonánticos). Tal riqueza fonémica le ha permitido al inglés tener un léxico compuesto por muchas palabras monosílabas. La lengua inglesa ha evolucionado formando palabras monosílabas muy fácilmente. Distintos monosílabos pueden formarse añadiendo simplemente una consonante, por ejemplo so, son, song, songs. También cambiando una sola vocal: sing, sang, sung, song o drink, drank, drunk. Pero aquí no terminan las posibilidades combinatorias para formar monosílabos pues, además de las vocales simples, se recurre a los diptongos, que son muy abundantes (down, house, quick, quiet, soul, wait, wine...). Y aquí no acaba todo porque a muchos de esos monosílabos se les puede añadir una s líquida inicial, que hace que la palabra siga siendo monosílaba (cab/scab, can/scan, car/scar, core/score, kill/skill, lay/slay, light/slight, low/slow, mile/smile, nail/snail, pain/Spain, pot/spot, print/sprint, team/steam, top/stop...). Y así la lengua inglesa tiene una media de 1,4 sílabas por palabra, netamente inferior a las 1,7 sílabas por palabra de la lengua española, es decir, un 15% menos2. El español proporciona, pues, menos cantidad de información por sílaba que el inglés.
La lengua inglesa también es más compacta que la española. Un texto en inglés contiene menos palabras que ese mismo texto traducido al español (un 10% menos). Combinando este ahorro con el de un menor número de sílabas por palabra, obtenemos que un texto en inglés contiene un 25 % menos de sílabas que en español y, por consiguiente, se lee en menos tiempo. Igual ocurre en la conversación normal y de ello resulta que la lengua inglesa permite que la comunicación hablada sea más rápida que la española. Así lo ha demostrado también el lingüista François Pellegrino4, que ha encontrado que, aunque el inglés se pronuncia más reposadamente que el español (menos sílabas por segundo), la cantidad de información transmitida por aquella lengua por unidad de tiempo es un 10 % mayor que en español (y también es mayor en inglés que en francés, alemán, italiano, japonés o chino).
En general un mismo escrito es también más corto en inglés que en español, ocupando una media de un 10 % menos, con lo que al estar escrito en inglés se obtiene un 10 % de ahorro de papel y tinta. Además de comparando una misma novela traducida a ambas lenguas, esta diferencia también puede observarse, por ejemplo, comparando las instrucciones de uso de los electrodomésticos o de los aparatos electrónicos domésticos y también comparando las instrucciones o normas orientadoras bilingües de los carteles colocados en sitios públicos (hoteles, museos...).
Las palabras de la lengua inglesa tienen una media de 5 letras, igual que el español. Hemos visto anteriormente que las palabras inglesas están compuestas por una media de 1,4 sílabas, por lo que la sílaba inglesa consta de una media de 3,57 letras. La sílaba inglesa necesita más letras que la española para poder representar tanto fonema sin echar mano de tildes y así muchos fonemas se representan combinando varias letras. Por eso en inglés existen palabras cortas de pronunciar y largas de escribir (recordemos la palabra monosílaba de la tónica Schweppes, que tiene 5 fonemas y 9 letras).
Hasta épocas tardías la lengua inglesa no tuvo un sistema de escritura apropiado pero con la invasión romana adoptó los caracteres latinos. Estos caracteres estaban pensados para representar los fonemas en latín pero no para los fonemas ingleses, que, además de ser muchos de ellos distintos de los latinos, son más numerosos. La lengua inglesa consta de 35 fonemas pero solo dispone de 26 letras para representarlos en la escritura. Una solución hubiera sido asignar nuevas funciones a las letras añadiéndoles todo tipo de tildes, diéresis y cedillas con lo que se tendría una escritura fonológica aunque excesivamente complicada y antiestética. La solución adoptada fue despreciar las tildes y otros signos diacríticos para tener una escritura limpia y estética. ¡Maravilla pensar que con solo 26 letras se puedan representar 35 fonemas! Ello es posible porque las palabras escritas, en cualquier idioma, en realidad son «pictogramas». Al eminente lingüista Noam Chomsky la ortografía del inglés le parece admirable.
Podemos concluir, pues, diciendo que la lengua inglesa, tanto la hablada como la escrita, contiene más densidad de información que la española y es una herramienta de comunicación un 10 % más rápida y eficaz.
NOTAS
1 Hay autores que dan una cifra distinta.
2 Las cifras numéricas que se dan en este artículo son, evidentemente, aproximadas y están redondeadas.
3 Puede comprobarse fácilmente sin más que comparar una misma novela traducida a ambas lenguas.
4 Pellegrino:http://francisthemulenews.wordpress.com/2012/04/04/hablar-mas-rapido-no-... y tambiénhttp://www.ddl.ish-lyon.cnrs.fr/fulltext/pellegrino/Pellegrino_to%20appe...
El autor es profesor universitario y autor del libro Propuesta racional para simplificar la ortografía. Madrid: Bubok. 2011. (www.ortografiasencilla.com).