abadejo
Etimología - El origen de la palabra: abadejo
En el Nuevo Testamento, la palabra ab --que en arameo significa ‘padre’-- aparece enfatizada con la grafía abbá y es utilizada como una exhortación al principio de la oración (‘Padre, Padre mío’); siempre va acompañada de su equivalente griego: ‘Abbá, Padre; aparta de mí este cáliz’.
Así, el término abbá se convirtió para los católicos en una invocación al Dios Padre, mientras para los cristianos coptos y sirios, Abba es el título del patriarca de los obispos, una especie de papa. En la cábala, Abba es el principio original, simbolizado por la corona.
En los primeros siglos del cristianismo, Abba se tomó del Evangelio, con el significado de ‘padre’, para formar la palabra abate en el latín eclesiástico de la Edad Media. Este término designaba a los religiosos responsables de un monasterio o abadía, por similitud al empleado para denominar a otros religiosos a los que se les llamaba padre. Posteriormente, pasó al francés como abbé y al español como abad.
De esta última, se derivó el nombre del pez de la familia del bacalao conocido como abadejo (Pollachius pollachius, el de Europa, y Theragra chalcogramma, el del Pacífico), aunque no se sabe con certeza cómo ocurrió esa derivación. Dicen que alguien (ciertamente muy imaginativo) habría visto en ese pez alguna semejanza con un pequeño sacerdote vestido con su sotana, y de allí el nombre abadejo, diminutivo de abad. Sin embargo, parece más verosímil la versión sostenida por Corominas, quien afirma que la acepción ‘pez’ de abadejo debe de haber surgido como una variación de curadillo ‘bacalao seco’, que se entendió como derivado de cura, en el sentido de ‘sacerdote’, aunque en realidad provenía de cura, con el significado de ‘curar’ o ‘preparar con sal’.
Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.
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