Uso de las comillas
He leído varios libros de escritores y académicos relevantes como Larra, Menéndez Pelayo, Pereda, Hartzensbuch, etc. y numerosos diarios de Madrid y Barcelona, editados a finales del siglo XIX, con un uso sistemático de los puntos y comas dentro de las comillas (como en el inglés americano actual). ¿Cuando desapareció este uso generalizado de las comillas respecto a otros signos de puntuación, para cambiar al actual de la RAE (con los puntos y comas siempre fuera)? ¿Si en la actualidad se aplicase en un texto el uso de las comillas (respecto a otros signos de puntuación) de aquellos autores sería un arcaísmo?
El cambio que usted ha observado lo promulga la RAE con su reforma ortográfica en 1999 (vea la Ortografía de la lengua española en la página de la RAE o busque en el DPD el lema "comillas" (punto 3. combinación con otros signos). Sin embargo, Martínez de Sousa en su Manual de estilo de la lengua española, Gijón: Ediciones Trea, 2003 (1.ª ed. 2000) defiende que cuando la puntuación corresponde a una frase que comienza fuera de las comillas o del paréntesis, se cierra también fuera de estos, y cuando la puntuación corresponde a una frase que comienza dentro de las comillas o del paréntesis, se cierra dentro de estos. No podemos, por tanto, con esa falta de consenso, considerar arcaico el uso de la puntuación dentro de las comillas, utilizada por Larra, Menéndez Pelayo, Pereda, Hartzensbuch, etc., sobre todo porque los que lo defienden más hoy en día son del gremio de los tipógrafos (y hasta hace muy poco la RAE pasaba de puntillas por la ortotipografí a). En la literatura (tanto en libros como artículos), puede usted encontrar usos que difieren de la norma de la RAE como usos que la siguen: Lo realmente importante es que el criterio elegido se mantenga en todo el texto (fíjese que en los ejemplos 3. y 4., la editorial no ha respetado su propio criterio):
- Lo recordó todo claro como cuando fue niño; «con sabores, con ruido s y ¡hasta olores!».
- Qué bien cenamos juntos anteayer... (¡Anteayer, qué lejos está ya!), en Flaubert: Correspondencia íntima; Barcelona: Ediciones B, 1988.
- «¡Cuidadito con los baños!, les ordenó: ¡nada de escribir en las paredes!, ¡no olvidarse de jalar de la cadenita cuando terminen de hacer sus cositas!»., en Bryce Echenique: Un mundo para Julius; Barcelona: Plaza y Janés, 1992.
- Recordó que Juan Lucas se quejaba de que la casa le estaba costando un ojo de la cara: «El arquitecto y el ingeniero se están haciendo ricos a costa mía, había dicho una vez: mucho whisky en casa, mucha cojudez, pero a la hora de cobrar tiran con palo.», en Bryce Echenique: Un mundo para Julius; Barcelona: Plaza y Janés, 1992.
- En un momento dado de la conversación, la voz se extravió algo cuando dijo: «En definitiva, queremos que usted y el señor Atxaga nos hablen de cómo la realidad baila con la ficción en la frontera.», en Vila-Matas: Doctor Pasavento; Barcelona: Anagrama, 2005.