Jesús Castañón Rodríguez
Durante mucho tiempo pensar en el idioma español en el deporte era hacer referencia a un ámbito empobrecedor del vocabulario, un foco de uso irresponsable de los diferentes niveles de la lengua y una fuente de hechos dirigidos a la diversión en vez de al desarrollo de la inteligencia.
Hablar de idioma y deporte era un tema de difícil aproximación y riesgo, un trabajo de combate lingüístico desde la grada que se ha convertido en un fenómeno social, histórico, político y tecnológico.
Por poner un ejemplo de fútbol, en los tiempos del cine mudo, los atletas del otro lado de la línea de banda iban a presenciar un match de football entre dos teams compuestos por un goal-keeper, dos backs, tres half-backs y cinco forwards. Y bajo la mirada de un referee, el tiempo pasaba en el field entre corners, dribblings, kicks, penalties, rushs, shoots... para terminar en un score con varios goals.
En los tiempos de las autopistas de la información, el fútbol en España -convertido en espectáculo de Sociedad Anónima Deportiva- hace posible que ese mismo aficionado pueda presenciar cómo su tridente hilvana un pregol que culmina en gol, autogol, contragol o nogol y si sólo anda cerca se quede en un vicegol. Si el encuentro acaba en empate a cero habrá presenciado un partido con gafas, probablemente debido a un exceso de tontifútbol. Habrá disfrutado con las filigranas de algún jugador desequilibrante que haya dado algún pelotazo y rematado con un zapatazo o un talgo. Habrá visto cómo el asistente y el árbitro han consultado su reloj para poner tiempo añadido sobre el tiempo reglamentado mientras el cuarto árbitro pelea con los entrenadores en la zona técnica.
Se habrá podido enfadar con las broncas de los presidentes en la zona noble o las acciones violentas de los jugadores en un partido trabado cuyo resultado incierto lo transforme en un encuentro agónico. Y hasta se habrá podido enfurecer en colores mediante una pañolada para protestar con pañuelos blancos contra jugadores, entrenador o junta directiva y una pañolada negra, si dirige su crítica contra las actuaciones parciales del árbitro. En cualquier caso habrá vivido intensamente la labor de un bosque de jugadores que portaban su equipación habitual o su uniforme de respeto, corriendo por el campo detrás del balón con el afán de rematar dentro de la portería o cerca, ahí donde pastan las vacas.
Del riesgo al estudio científico
A finales del siglo XX la comunidad lingüística del deporte se halla ante un nuevo panorama en el que la Carta Olímpica y la Carta Europea del Deporte plantean un enfoque humanista de alianza con la cultura y la educación, hasta el punto de incluirse el idioma deportivo en las ciencias del deporte con unos códigos temáticos específicos en el Thesaurus Sport.
Todo ello obliga a crear puntos de vista para su análisis, para superar el error de las instituciones lingüísticas de entender por lenguaje deportivo su norma estándar de difusión periodística y para establecer unas relaciones entre ciencia y medios de comunicación, basadas en trabajos totalmente distintos, y a su vez, complementarios. Lo científico se basa en el método, la reflexión y el triunfo de usos consagrados; mientras que la comunicación se basa en el dinamismo de unos hechos en los que no suele haber tiempo de reflexión y se tiende a valorar más la pasión y las anécdotas.
Un buen ejemplo de ello es la reciente Liga de las Estrellas en España. Las hazañas de Rivaldo, Ronaldo, Suker, Mijatovic, etc. han hecho que los periodistas deportivos hayan creado, sólo en un año y para una disciplina deportiva, 21 nuevas aportaciones que superan todas las convenciones establecidas ya en los libros de estilo específicos.
Asistente .- Juez de línea.
Bosque .- Grupo numeroso. Ahora se dice un "bosque" de jugadores, cuando tradicionalmente se decía una nube de jugadores.
Certificar .- Marcar gol.
Desequilibrante .- Jugador de alta calidad.
Equipación .- Vestimenta.
Pañolada .- Protesta que se hace con pañuelos blancos para mostrar disconformidad con los jugadores, el entrenador o la junta directiva de un equipo.
Pañolada negra .- Protesta que se hace con pañuelos negros para censurar las actuaciones parciales de los colegiados.
Partido con gafas .- Imagen con la que Javier Reyero, comentarista de Telemadrid, designa el empate a cero en un partido. (O-O, cada cero hace de lente y el quión de puente de esas gafas supuestas).
Pelotazo .- Pase largo y sin precisión.
Pregol .- Denominación con la que el ex-entrenador del Real Oviedo, José Manuel Lillo, definía la creación de ocasiones claras de gol.
Rematar donde pastan las vacas .- Giro con el que Francisco García Caridad de Antena 3 Televisión, designó un remate raso junto a la base del poste, en el partido Real Sporting-Real Madrid del Trofeo Villa de Gijón.
Rueda .- Hispanoamericanismo léxico con el que el entrenador chileno del Real Valladolid, Vicente Cantatore, denomina a cada vuelta del campeonato.
Tiempo añadido .- Tiempo de descuento.
Tiempo reglamentado .- Tiempo reglamentario de 90 minutos que deben de durar los encuentros.
Tontifutbol .- Esquema de juego excesivamente defensivo.
Trabado .- Se aplica al partido que ha sido violento.
Tridente.- Línea de tres delanteros que juegan en punta.
Uniforme de respeto .- Vestimenta reserva que utiliza un equipo cuando coincide con los colores de otro club con el que se juega un partido.
Zona noble .- Palco presidencial.
Zona pobre .- Parte baja de la tabla de clasificación que afecta a los puestos de descenso y de promoción a Segunda División.
Zona técnica .- Zona de banquillos.
Corrección idiomática y trajes de etiqueta
En el uso de normas estándar de comunicación con responsabilidad social hay que remontarse a 1924 y 1925 cuando en la BBC, Lord Reith afirmó que el habla de los anunciantes crea imagen pública y estableció que hablar de forma correcta y gastar vestuario de etiqueta constituían un acto de responsabilidad social y respeto al público que requieren una formación especial. Razón por la que desde 1926, la BBC convocó el Advisory Comitte on Spoken English -formado por el poeta Robert Bridges, George Bernard Shaw, Logan Persall-Smith, Rudyard Kipling y el profesor de fonética de la London University, A. Lloyd James, como secretario - para el fomento del uso correcto del inglés estándar en todos los ámbitos comunicativos.
En España, la formación de libros de estilo específicos para el idioma del deporte se realiza medio siglo más tarde y en tres fases. La primera, entre 1976 y 1992, comprendió la elaboración general de libros de estilo y las normas consuetudinarias de redacción para responder a la necesidad de un uso eficaz del lenguaje informativo mediante convenciones en áreas de controversia de los diferentes niveles lingüísticos, así como para la unificación, defensa y salvaguardia del idioma.
En el ámbito deportivo la Agencia Efe con su Departamento de Español Urgente puso en funcionamiento un sistema de notas preventivas para alertar a los redactores y pasa el resultado de sus fichas idiomáticas a la Real Academia Española para su discusión y posterior incorporación al Diccionario de la Lengua Española con un total de 46 convenciones que recoge su Manual de Español Urgente para atletismo, balonvolea, boxeo, ciclismo, esquí, fútbol e hípica. En 1989 y 1991 organizó, en colaboración con otras entidades, los congresos El idioma español en las agencias de prensa y El neologismo necesario en los que se describieron las características y dificultades de la escritura deportiva con agencias española e hispanoamericanas de información y con representantes de los diarios El Mundo Deportivo, Marca y Sport. Durante los años ochenta contaron con este tipo apoyo -aunque sin libro de estilo específico para deportes- las publicaciones especializadas dependientes de Diario 16, sin reglas que impidieran la presencia de modas de lenguaje, y el diario Marca que confeccionó unas normas consuetudinarias de redacción para la noticia y su tratamiento informativo permitiéndose una cierta libertad con formas expresivas no técnicas y el vocabulario de moda.
Una segunda fase, entre 1992 y 1996, se caracterizó por la edición de libros de estilo específicos a cargo de la Agencia Efe y del diario barcelonés El Mundo Deportivo. Con motivo de los Juegos Olímpicos de Verano de 1992, el Departamento de Español Urgente elaboró un léxico de los deportes olímpicos. Completado con aportaciones de los ponentes que participaron en el congreso El idioma español en el deporte, se editó como una guía práctica repartida durante la celebración de las competiciones. Recogió 435 términos para 28 disciplinas deportivas olímpicas, 292 voces de ámbito deportivo relacionadas con los deportes olímpicos aceptadas en el Diccionario de la Lengua Española, 50 palabras utilizadas incorrectamente o con alguna peculiaridad idiomática, 90 expresiones tópicas y 58 extranjerismos de uso más frecuente. Además, aumentó la presencia de términos deportivos en las nuevas ediciones del Manual de Español Urgente e incluyó 49 voces en las dos ediciones en formato libro del Vademécum de español urgente. En 1995 se edita el Libro de estilo de El Mundo Deportivo que es el primer manual consensuado entre toda una redacción especializada. Con el fin de desarrollar un lenguaje asequible a toda clase de lectores sin descuidar las normas básicas y esenciales del idioma en léxico, ortografía, morfología y gramática, se organizó lingüísticamente en dos grandes apartados. Uno dedicado a notas de estilo sobre puntuación, signos ortográficos, numerales, siglas y abreviaturas. Y un segundo bloque que recogió criterios para el uso de léxico, dudas grafemáticas sobre nombres en castellano, hispanización de nombres, topónimos y 386 dudas, incorrecciones, expresiones y modismos del léxico deportivo.
La tercera y última fase se puso en marcha en 1997 con el proyecto de un libro de redacción común para los países de lengua española y con su presencia en las autopistas de la información. Los antecedentes deportivos de un libro de redacción único se remontan a 1991, con una propuesta realizada por Pedro Riaño, del diario Sport, en el congreso El neologismo necesario.
Con el Proyecto Zacatecas, ya en fase de desarrollo, se pretende que el nivel de difusión del idioma en el deporte alcance un acuerdo en cuestiones grafemáticas y de uso de neologismos y extranjerismos para responder lingüísticamente a la incipiente globalización cultural. La presencia de libros de estilo en las autopistas de la información se produce en 1997, con la edición electrónica del Vademécum de español urgente -que recoge 49 dudas léxicas relacionadas con extranjerismos, aspectos generales sobre resultado, competición, dopaje, grupos del deporte y disciplinas de fútbol, hípica, atletismo y ciclismo- y Apuntes para un manual de estilo periodístico, de Ricardo Soca, en el que propone 4 alternativas castellanizadas para las formas ranking, record, recordman y recordista.
La formación lingüística de los periodistas deportivos
A pesar de esta preocupación profesional demostrada por los periodistas en el uso del idioma deportivo, todavía no se han superado recelos e incomprensiones de las instituciones científicas de la lengua. Llegan tiempos en los que la información y la comunicación son un nuevo modo de vivir la lengua en sociedad, al que no es ajeno el deporte. Requiere una formación lingüística sin complejos -solicitada por José Luis Martínez Albertos en el congreso El Español y los Medios de Comunicación en 1996- capaz de despertar el sentido de la responsabilidad individual del periodista en el desarrollo profesional de su trabajo. Exige una corrección lingüística de textos pactada entre periodistas y académicos, un estudio reflexivo del idioma y un trabajo técnico de aspectos lingüísticos.
En el ámbito deportivo todo esto se complica más porque el dinamismo de la comunciación dificulta ese estudio reflexivo previo a la sanción de usos. Aún así, una mejora del idioma español en el deporte pasa necesariamente por contar con las aportaciones idiomáticas de los periodistas, ya que a ellos se debe la formación de gran parte del leéxico de la norma de difusión aunque sus usos no hayan sido sancionados como correctos ni vistan trajes de etiqueta. Ir más allá de la línea de banda y reflejar ese otro partido que se juega en la grada para informar y emocionar a las masas es el primer paso para que los lingüistas analicen las aportaciones con altura de miras, valorando el conjunto y dando su justa dimensión a los numerosos errores que se cometen cuando hay que procesar los datos que giran en torno a un balón que alcanza velocidades de 120 Kms/h. en un lanzamiento o las acciones múltiples que ocurren en décimas de segundo...
En fin, el estudio científico de la lengua es una empresa técnica más, que tal y como se planteó en mayo de 1997 en Málaga durante el I Encuentro sobre el idioma español en el deporte -organizado por el lnstituto Andaluz del Deporte- puede enaltecer este ámbito del idioma en su doble tensión entre innovación y tradición a la hora de ensanchar sus posibilidades de expresión.