Los intérpretes deben lidiar con situaciones dolorosas
APLos intérpretes deben lidiar con situaciones dolorosas. A nadie le gusta ser portador de malas noticias. Pero eso forma parte del trabajo de Diana Wilson.En el hospital de Ellensburg, un niño hispano lucha por su vida. Su familia está reunida, esperando ansiosamente noticias de los médicos. Los minutos transcurren y aumentan los nervios. Ni el niño ni ninguno de los miembros de su familia podían hablar inglés, pero los médicos tenían que transmitirles la mala noticia: el muchacho no sobreviviría.A Wilson le costó mantener su profesionalismo cuando comenzó a traducir las palabras del médico. La tensión era palpable. Wilson sintió ella misma todo el dolor de la familia.Debió esforzarse al máximo para controlar sus emociones a medida que repetía lo que decía el médico. Tenía un nudo en la garganta, pero debió hallar la forma de decirle a esa gente que el niño se estaba muriendo. "Fue duro. Una tiene que mantener una actitud profesional. No puede llorar con ellos", señaló Wilson, quien es de origen mexicano. Concluida la reunión, Wilson buscó un lugar donde pudo llorar a solas. No todos los días de un intérprete están marcados por tragedias. Sucede de vez en cuando y, en términos generales, Wilson, de 32 años, dice que su profesión es altamente satisfactoria. "Una aprende mucho de la gente. Se siente bien cuando la ayuda", expresó Wilson.La mujer trabaja en el Kittitas Valley Community Hospital y en otro centro de salud, Ellensburg Pediatrics. Además oficia con frecuencia como intérprete en los tribunales, que plantean un reto particular. En los juzgados se habla muy rápidamente y se usa una terminología legal muy específica, difícil de traducir. Pero hay muchas cosas en juego y el intérprete debe asegurarse de que su traducción sea correcta, para que el acusado sepa cuál es la fianza, su sentencia o los riesgos que corre.A veces se siente abrumada y debe pedirle a alguien que hable más despacio o que repita algo. Hay situaciones en las que un intérprete no encuentra la expresión justa en el otro idioma. Pero debe ingeniárselas para hallar los términos justos que reproduzcan los conceptos fielmente.En su profesión hay que estar pendiente de los detalles, dijo Wilson. "Hay que comunicarse bien con un paciente. El intérprete es alguien que tiene su vida en sus manos. Es muy importante", comentó Cheryl Casey, administradora de la clínica Ellensburg Pediatrics. "Ella (Wilson) lo hace muy bien".Wilson, que nació en la Ciudad de México, está estudiando para lograr un diploma de intérprete. Para ello, debe estar en condiciones de manejar regionalismos de todos lados. "Dicen que un buen intérprete es el que pasa inadvertido", manifestó. Wilson se radicó en California cuando era muy chiquita, junto con su madre y cinco hermanos. Aprendió de a poco un inglés básico, ya que vivía entre hispanos y hablaba mayormente español.Cuando su madre consiguió un trabajo en Ellensburg y la familia se trasladó a esta ciudad, Wilson, quien por entonces tenía 15 años, tuvo que mejorar su inglés a paso acelerado."Nos costaba hacer amigos, por eso tuvimos que aprender inglés", recordó Wilson. "Al principio queríamos volver a California, pero de a poco fuimos haciendo amigos". La profesora de inglés como segundo idioma de la escuela secundaria de Ellensburg fue su mejor amiga durante un tiempo y una de las pocas personas con las que podía comunicarse sin problemas. En esa época se juntaba más con jóvenes mayores que ella porque le tenían más paciencia con el idioma.Las cosas han cambiado y en Ellensburg hay ahora muchos más hispanos.Wilson dice que una corre el peligro de perder el español al desempeñarse en un círculo en el que habla mayormente inglés.Por eso le habla sólo en español a su hija Amber, para que tenga un segundo idioma. El inglés lo aprenderá en la calle.