Una nueva generación de escritores jóvenes
Uu grupo de 39 escritores menores de 39 años y que representan la generación emergente de la narrativa latinoamericana realizó en la tercera semana de agosto un encuentro de cuatro días en Bogotá, programado con motivo de la designación de la ciudad como capital mundial del libro por la Unesco. Existe poco en común entre el más joven del grupo, el boliviano Rodrigo Hasbún, de 26 años, y algunos de los más veteranos y reconocidos, como el mexicano Jorge Volpi, de 39.
Los primeros crecieron en medio de guerras y dictaduras, los últimos empezaron a escribir cuando ya había caído el muro de Berlín y florecían los procesos de integración, pero todos ellos son señalados como representantes de una nueva ola: los «nietos» del boom de los años sesenta.
A lo largo del encuentro, hubo más de sesenta charlas, tertulias y firmas de libros que cubrieron el mapa de Bogotá, esquivando un tránsito siempre exasperante. Los escritores se lo han permitido casi todo: desde mostrar la madurez de su literatura hasta volver a ser adolescentes en las salidas distendidas en grupo.
El uruguayo Pablo Casacuberta se quejó de que los libros de otros autores latinoamericanos no llegan a Montevideo y afirmó: «la mayoría no nos conocíamos, no nos habíamos leído; esto lo veo como un síntoma de fragmentación de la distribución de libros».
El ecuatoriano Leonardo Valencia comentó que muchas veces prefiere publicar sus libros con pequeñas editoriales de su país, que ponen sus textos al alcance de los lectores ecuatorianos a un precio más asequible que los ofrecidos por las empresas extranjeras. No obstante, el mundo editorial latinoamericano parece haber oportunidades para todos los tipos de editorial: mientras las pequeñas editoriales están orientadas hacia el mercado local, las trasnacionales permiten que muchos escritores latinoamericanos sean leídos en Europa.
La cubana Ena Lucía Portela, que a los 34 años lucha contra una grave enfermedad, subrayó la necesidad de pasar por el mercado español para conocer y ser conocido porque, según ella, Madrid y Barcelona se han convertido en las ciudades de referencia editorial para los escritores latinoamericanos. Y comentó: "Sin Bogotá 39, nunca hubiera leído a estos escritores que conocí, porque Cuba es un mercado que no le interesa a nadie".
Los 39 escritores que participaron en el encuentro Bogotá 39 fueron elegidos entre unos doscientos presentados por lectores y editores en una convocatoria organizada por la iniciativa Bogotá, Capital Mundial del Libro y el Hay Festival. El encuentro formó parte de la programación de Bogotá, Capital Mundial del Libro 2007, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) dejó este año en manos de Colombia.