Ensayo sobre periodismo Marcelo Jelen Trescientos veinticinco años antes de Jesucristo, Alejandro Magno contrató cronistas para que lo acompañaran en sus expediciones y así la gente supiera que Alejandro era Magno. A ninguno de ellos se le ocurrió escribir lo contrario. Un par de siglos y medio después, Julio César hizo rabiar al Senado romano —adicto a Pompeyo, su rival— cuando encargó a un grupo de escribas la transcripción de las actas de las sesiones sobre tablas enceradas que se exponían al público. Los senadores cuidaron sus lenguas y sus asientos hasta que, en presencia de varios de ellos, el cónsul fue asesinado. |