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Con Guillermo Arriaga

Con Guillermo Arriaga

Entrevista

El escritor mexicano Guillermo Arriaga, guionista de la película más premiada da la historia de México, Amores perros, contó a La Página del Idioma Español que se vio profundamente influenciado por la violencia que reinaba en el barrio donde pasó su infancia y su adolescencia.

"Crecí en un barrio de ciudad de México, Unidad Modelo, donde las peleas de perros eran comunes. Con el tiempo, me fui dando cuenta que ellas sólo generaban más violencia".

Con esta frase, comenzó el diálogo con el escritor azteca, que visitó Brasil para la presentación de su primera novela traducida al portugués, El búfalo de la noche, en el marco de la Bienal Internacional del Libro, de Río de Janeiro.

 

Después del éxito mundial de Amores perros, Arriaga vivió la experiencia de ver su obra traducida a otras lenguas, leída por otros pueblos y comentada por otras gentes, ensanchando su horizonte y su visión del mundo.

 

"Cuando uno es traducido, comienza un diálogo con nuevos países, con gente nueva. El idioma es un vínculo y la obra traducida amplía el universo del autor. No le creo a los escritores que dicen que escriben por el placer íntimo de hacerlo. Yo escribo para comunicarme con la gente, para dialogar con ellos. Por eso, lo fundamental en mis libros y en mis guiones, es contar historias. Esa es mi forma de concebir la literatura".

La fama de Arriaga fue catapultada principalmente por el éxito de Amores perros, que le abrió las puertas de Hollywood y actualmente está trabajando en tres guiones para el cine estadounidense, destinados a películas que contarán con la participación de estrellas como Tommy Lee Jones, Brad Pitt, Sean Penn y Benicio del Toro.

 

Pero el hecho de haber llegado a la Meca del cine no ha cambiado los valores de Guillermo Arriaga, quien sigue considerándose un escritor, mucho más que un guionista. Y además, alguien que sigue haciéndolo en su idioma, el español. Sus guiones para Hollywood, los redacta en castellano y luego un amigo se los traduce al inglés y él revisa la traducción.

 

"La sociedad norteamericana no es estática ni monocorde. Ella sigue siendo una sociedad abierta, que cambia, por más que Bush quiera resolver el mundo a tiros. Y Hollywood también es así. Allí existe la sensación de que el cine se repite en demasía y que esto aburre. Que se necesitan nuevas historias y los escritores latinoamericanos pueden darle nuevas historias".

"Para narrar una historia, el autor tiene que tener una experiencia de calle. Haber visto, haber vivido lo que cuenta".

Este es el mensaje fundamental que nos transmite Arriaga, un escritor que rechaza la literatura como mero ejercicio de estilo. Y para él, los países de América Latina viven una realidad muy semejante, el mismo tipo de desigualdad social, las mismas formas de violencia. La literatura de este escritor mexicano tiene dos temas siempre presentes: la violencia y la muerte.

 

"Pero la violencia y la muerte no están en mi obra para adornarla, para hacerla más interesante. Son parte fundamental de ella. Si negamos la muerte, también estamos negando la vida. Para nosotros, los latinoamericanos, la violencia es parte de nuestras vidas. Nos duele. No es algo banal que se ve en la pantalla. A nosotros no nos parece simpática la violencia. Uno sufre cuando la cuenta, pero tiene que hacerlo. Porque cuando un ser humano cruza la frontera de la violencia, después para él es muy difícil volver atrás. Es alguien que se pierde".

 

"La muerte justamente nos enseña que debemos aprovechar la vida".

Arriaga contó a "La Página del Idioma Español" una experiencia crucial que tuvo unos años atrás. Una enfermedad lo tuvo cerca de la muerte:

 

"Me dio mucho miedo morirme sin haber hecho algo con las manos. Las miraba y me daba cuenta que tenía que hacer algo con ellas. Por eso escribo."

Escribe novelas, cuentos y guiones. Todas las noches, de 10 de la noche a 4 de la madrugada. No cree en la inspiración, pues"si fuera a esperar por ella, escribiría muy pocos días". Cree en el trabajo, en el esfuerzo, en el sudor. Los mismos elementos que animan a los personajes de sus libros y sus películas. Historias de vida.

 

No le importa si terminan en papel o en celuloide, Arriaga es un obsesionado de contar, de narrar lo que pasó.

"Las películas también tienen una narrativa. El guión también puede ser un género literario. Al final, lo que el espectador se lleva al salir del cine es una historia".