olvido
Los filósofos de la antigua Grecia vinculaban a la memoria con su concepción de “inmortalidad del alma”: creían que esta, al desprenderse del cuerpo, tendía a caer en el "olvido" o en el "no recuerdo. A lo largo de los siglos, mucho han discurrido los filósofos acerca de la memoria y del olvido, pero solo desde el siglo XIX, el mecanismo del olvido ha sido uno de los temas favoritos de los psicólogos debido a la importancia de la memoria en el funcionamiento de la actividad intelectual.
La palabra olvido es más antigua que la propia historia de la humanidad. En efecto, sus orígenes se remontan a las lenguas prehistóricas indoeuropeas, en las cuales la raíz lei-w dio lugar en latín al verbo oblivisci ‘olvidar’, de cuyo participio pasivo oblitus se derivó en latín vulgar el verbo oblitare, a partir del cual se formó el verbo castellano olvidar, así como el francés oublier.
Cortázar toca el tema del olvido en Rayuela (1963), al relatar un sueño:
Una certidumbre sola y terrible dominaba ese instante de tránsito dentro del sueño: saber que irremisiblemente esa expulsión comportaba el olvido total de la maravilla previa. Supongo que la sensación de puerta cerrándose era eso, el olvidofatal e instantáneo. Lo más asombroso es acordarme también de haber soñado que me olvidaba del sueño anterior, y de que ese sueño tenía que ser olvidado (yo expulsado de su esfera concluida).