rancho
Inicialmente, se trató de un término soldadesco del siglo XVI: rancharse o ranchearse, que significaba ‘arreglarse’ o ‘instalarse en un lugar’.
Se derivaba del francés se ranger que tenía ese significado.
La palabra fue aplicada en América por los colonizadores a las viviendas de los indios y, posteriormente, a todo tipo de vivienda precaria o provisoria (Corominas). El vocablo español ya tenía este sentido en el tiempo de Cervantes, que pone estas palabras en boca de uno de los personajes del Quijote:
Supe que sabía muy bien arábigo, y no solamente hablarlo, sino escribirlo; pero, antes que del todo me declarase con él, le dije que me leyese aquel papel, que acaso me había hallado en un agujero de mi rancho.
También se llama así a la comida que se hace para muchos en común, y que generalmente es muy modesta, como la que se reparte a los presos en las cárceles y a los soldados en los cuarteles.
En muchos países americanos se llama así al establecimiento rural dedicado a la cría de ganado o de caballos. Con ese significado pasó al inglés estadounidense ranch.