discípulo
El diccionario académico define este término como ‘persona que aprende una doctrina, ciencia o arte bajo la dirección de un maestro; persona que sigue la opinión de una escuela, aun cuando viva en tiempos muy posteriores a los maestros que la establecieron’.
Discípulo proviene directamente del latín discipulus, derivado de discere ‘aprender’, ‘conocer’. Al igual que doctor, docencia, doctrina y dogma, llegó al latín procedente de la raíz indoeuropea dek-. La voz latina se incorporó al francés antiguo como deciple, al francés moderno como disciple y también al italiano como discepolo. En el siglo VI, discipulus pasó al inglés antiguo discipul, de donde viene el actual disciple.
Los primeros documentos en castellano con este vocablo se encuentran en las obras de Gonzalo de Berceo, quien vaciló entre disçipulo y disciplo.
De discípulo derivaron también disciplina y disciplinar. Esta última aparece en el Quijote con el sentido de ‘azotar’. La vinculación entre discípulo y disciplina se debe a la importancia que se daba a los castigos como método docente, principalmente en la enseñanza infantil.
En el Nuevo Testamento, discípulo aparece con distintos significados:
—el que recibe la enseñanza de un maestro (Mateo y Lucas);
—el que se adhiere a una doctrina y vive conforme a ella (Mateo y Marcos);
—el que sigue a Jesús, sobre todo, los Apóstoles (Mateo);
—todos los que siguen la fe de Cristo (Actos de los Apóstoles).