vanguardia
En nuestros días se suele llamar vanguardia a los movimientos o tendencias que buscan incorporar a las artes elementos nuevos, con frecuencia de carácter experimental, en la estructura de sus obras. Es diferente, por tanto, del arte moderno, que ya ha sustituido tendencias obsoletas y ha sido incorporado por la sociedad.
En política, se llama vanguardia a los partidos y movimientos políticos que proponen formas nuevas y diferentes de organización de la sociedad y de distribución de la renta. Así pues, una característica de la vanguardia –sea en artes plásticas, música, literatura o política– es su oposición, generalmente radical, a las formas vigentes.
En su origen, vanguardia era un término militar, una acepción que también existe hoy en nuestra lengua y que designa a los pelotones de tropa que marchan delante, abriendo camino para el resto de los soldados.
Con tal sentido surgió en Francia en el siglo XII, como avant-garde, término formado por avant ‘delante de’ y garde, voz registrada en francés en el siglo XI, derivada del verbo garder ‘guardar, mirar, proteger’, que se originó, a su vez, en el germánico wardon ‘proteger’, procedente del indoeuropeo wer- ‘percibir’, ‘mirar’.
Avant-garde aparece en español en 1375 como avanguardia, y en 1611, ya como vanguardia. En los diccionarios de la RAE figura como avanguardia desde el de 1726 hasta el de 1992; mientras que el actual vanguardia se registra por primera vez en el de 1739. En portugués, se verifica en el siglo XV como avomgouarda, y más tarde vanguarda; en italiano, como avanguardia; en catalán, como avantguarda, y en inglés, como vanguard.