hervir
Entrar un líquido en ebullición por efecto del calor, con lo que pasa al estado gaseoso; en el agua, el punto de ebullición, es decir, cuando comienza a hervir, es de 100 grados centígrados, temperatura que ha servido para marcar un punto en la escala Celsius.
Hervir se formó a partir del verbo latino fervere ‘hervir’, de cuyo gerundio se derivó el vocablo castellano ferviente (etimológicamente, ‘hirviente’). En nuestra lengua, hervir es ‘entrar en efervescencia’, es decir, en el estado físico en el cual un líquido toma la forma gaseosa.
Un derivado de fervere, el sustantivo fervor, fervoris, significó inicialmente ‘hervor’ (acto de hervir), pero más tarde adquirió en latín un sentido figurado con la denotación de ‘ardor, vigor, vivacidad’. El defensor ferviente de una causa, es aquel que se consagra a ella con ardor.
Cicerón llamó fervor aetatis al ‘ardor de la mocedad’, y el poeta latino del siglo I d. C. Silio Itálico aludió a fervore carentes anni para referirse a ‘los años faltos de ardor’, ‘el frío de la vejez’.