añorar
Recordar con pesar la ausencia de una persona, animal o cosa querida. El testimonio más antiguo de uso de este vocablo pertenece a un escrito del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, datado en 1870 (Corde):
Mi hermana Blanca, algo mayor que yo, por la que no añoré las dulces y perdidas caricias de nuestra madre muerta [...].
Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós usaron también el sustantivo añoranza, en los primeros años del siglo XX. La primera mencionaba “la incurable añoranza del ayer tan próximo” (1905), mientra que el segundo afirmaba que “casados y solteros no tenían las mismas añoranzas de la hembra lejana” (1909).
Añorar proviene del catalán enyorar, del mismo significado, que se formó a partir del latín ĭgnorāre, en el sentido de ‘no saber dónde está alguien’ o ‘no tener noticias de un ausente’. Añoranza¸tiene su equivalente catalán en enyorança, aunque Corominas (1980) señala que no se sabe cuál de los dos catalanismos ingresó antes al castellano. El sustantivo guarda una razonable equivalencia con el portugués saudade, ya incorporado al DLE, proveniente del latín solitas, solĭtātis ‘soledad, desamparo’