halloween (pronunciar jalouín)
Por fuerza de la globalización, tradiciones heredadas de esta antiquísima fiesta de origen celta se están extendiendo tan rápidamente en los países hispanohablantes que vale la pena echar una ojeada a su origen, por más que halloween no sea una palabra de nuestro idioma.
En la Antigüedad, en Bretaña, Escocia e Irlanda, se festejaba la fiesta de Samhain el 31 de octubre, último día del año en los antiguos calendarios celtas y anglosajones. En esas ocasiones, se encendían grandes hogueras en lo alto de las colinas para ahuyentar a los malos espíritus, y se creía que las almas de los muertos visitaban sus antiguas casas, acompañadas de brujas y de espíritus.
Con la llegada del cristianismo, se estableció el primero de noviembre como Día de Todos los Santos, y el 31 de octubre pasó a llamarse en inglés All Saints’ eve (víspera del Día de Todos los Santos) o también all Hallows’ eve y, más recientemente, Hallows’ eve, de donde derivó halloween. Hallow es palabra del inglés antiguo, significa ‘santo’ o ‘sagrado’ y, como el moderno vocablo holy, proviene del germánico khailag.
Muchas de las tradiciones de halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo XIX a los Estados Unidos y, desde allí, se han extendido en las últimas décadas por el mundo hispánico.