Así actúa nuestro cerebro cuando hablamos con nosotros mismos
Tener de vez en cuando un monólogo con nuestro interior es una actividad que más allá de permitirnos tener una "conversación" con nosotros mismos, nos ofrece varios beneficios como fomentar las habilidades sociales, mejorar la autoestima, estimular la memoria o motivarnos frente a algún reto.
Todos hablamos solos
Sí que es verdad que hay personas a las que su voz interior las acompaña durante gran parte del día, y otras en las que los monólogos internos casi ni aparecen. Pero lo cierto es que todos lo experimentamos más o menos frecuentemente. Es más, hay gente que hasta discute consigo misma. Este es un ejercicio personal que está relacionado con la autopercepción, la conciencia y la memoria.
Según Hélène Loevenbruck, investigadora principal de Neurolingüística y jefa del equipo de Lenguaje en el Laboratorio de Psicología y Neurocognición del CNRS, señala abiertamente que los monólogos son una simulación en la que actuamos de la misma manera en la que nos comportamos durante el habla abierta.
La voz interna nos acompaña desde la infancia
Hablar con nuestra voz interna no es algo que aprendamos y vayamos realizando con el paso de los años. De hecho, los niños pequeños ya mantienen diversas conversaciones junto a sus juguetes. Alrededor de la edad de los 7 años es la época en la que comienzan a hablar con su interior también.
En el caso en el que nos imaginamos que estamos inmersos en una discusión con otra persona, el cerebro actúa de la siguiente manera. Si se pone en nuestro lugar, se activan los centros auditivos del hemisferio izquierdo. Pero si está en el papel de la otra persona, trabaja el hemisferio derecho. Hablarse solo es algo que nunca va a desaparecer del ser humano ya que nos ayuda a sentirnos acompañados en todo momento.