La filóloga y escritora Paloma Díaz-Mas ingresa en la RAE para ocupar la silla «i»
Ingreso de Paloma Díaz-Más a la Real Academia Española
La filóloga y escritora Paloma Díaz-Mas (Madrid, 1954) ha ingresado como miembro de número de la Real Academia Española (RAE) para ocupar la silla i, vacante desde el fallecimiento de Margarita Salas el 7 de noviembre de 2019.
La autora se incorpora así a la institución tras su elección por el Pleno de la RAE en la sesión del 22 de abril de 2021. Su candidatura fue presentada por los académicos Luis Goytisolo, José María Merino y Soledad Puértolas. El escritor José María Merino ha sido el encargado de dar la bienvenida a la académica y responder a su discurso de ingreso.
Ciencia en judeoespañol
Como especialista en estudios sefardíes, en particular en literatura en judeoespañol, Díaz-Mas ha querido destacar en su discurso, titulado Ciencia en judeoespañol, algunos de los textos científicos más relevantes escritos en esta lengua. Antes, ha asegurado tener un compromiso «sanador» al ser académica de la RAE: «Uno se compromete con una institución para hacer planes de cara al futuro, para contribuir a llevar adelante proyectos que a veces son de largo alcance y de larga trayectoria. Comprometerse abre un horizonte de esperanza».
También se ha referido a su antecesora en la plaza que ahora ocupa: «Me ilusiona y enorgullece en especial haber sido elegida para la silla i, la que ocupó una mujer a la que no conocí personalmente, pero a la que admiré mucho: Margarita Salas». Ha destacado que «Margarita Salas insistió una y otra vez en la importancia de fomentar la investigación básica porque sin ella no se puede llegar a la investigación aplicada. Por eso invertir en investigación básica es una apuesta para el futuro. Un país sin investigación es un país dependiente y sin futuro».
En su viaje por las obras sefardíes sobre ciencia, Díaz-Mas ha hecho su primera parada en 1601 con la obra Diálogo del colorado de Daniel de Ávila: «Es un coloquio humanístico, es decir, un texto didáctico en forma de diálogo en el que tres amigos debaten sobre el mal colorado o escarlatina». La escritora ha señalado que «el libro se imprimió en aljamía, es decir, en lengua romance escrita con letras hebreas, lo cual indica que está dirigido a un público judío. La lengua es básicamente el castellano de finales del siglo xvi». De Ávila es un ejemplo de conversos judaizantes procedentes de la península ibérica que «llevaron hacia el Mediterráneo oriental el conocimiento científico de Occidente».
Crónica de los reyes otomanos ha sido su segundo referente: «En 1566, la comunidad judía de Salónica, agobiada por los impuestos, envió a Constantinopla una embajada para que negociase ante el sultán Suleimán I un alivio a la presión fiscal que sufrían». Su autor, Mošé Almosnino, «aprovechó la larga espera para aumentar su conocimiento sobre aquella sociedad otomana de Constantinopla», lo que convierte su obra en un tratado sobre el reinado de Suleimán, pero también en un libro divulgativo donde se explican cuestiones climatológicas, económicas, urbanísticas o de ingeniería.
La tercera parada nos lleva al Meam loez, según la escritora, «el proyecto más ambicioso para trasladar a lengua vernácula los textos sagrados escritos en hebreo», un idioma que desconocían la mayoría de los sefardíes. «El Meam loez es una obra didáctica, dirigida a que las familias sefardíes entendieran mejor el texto bíblico, aumentasen su conocimiento de muchos temas y encontrasen una guía para vivir como buenos judíos. Leyendo sus páginas, podemos comprobar cómo ha evolucionado la lengua sefardí desde los textos del siglo xvi hasta convertirse en una variedad lingüística diferente del español peninsular», ha explicado Díaz-Mas. «Una lengua en la que se han producido innovaciones como consecuencia de una evolución que a veces sigue caminos divergentes de los del castellano peninsular».
En 1778 se imprimió en Liorna (Livorno, Italia) el libro titulado Güerta de oro. Esta es la siguiente obra, de David ben Mošé bajar Atías. «Lo que pretende Atías, un mercader, es contribuir a que los sefardíes salgan de su ignorancia», ha detallado la académica. «Para esa labor divulgadora, escribe una miscelánea, un género de prosa didáctica que tuvo una amplia difusión en Europa desde el siglo xvi».
Tras Atías, Díaz-Mas se ha referido al doctor Meir Yoel y sus memorias, que se publicaron por entregas, bajo el título de Souvenires del Dr. Yoel, entre abril y mayo de 1938, en el diario sefardí Aksión. «El Dr. Yoel nos ofrece una pintura de la Salónica otomana en un momento de transición de la vida tradicional a la vida moderna, en una lengua que es también una síntesis de tradición y modernidad», ha asegurado. Una de sus mayores contribuciones fue «mejorar la salud de las mujeres introduciendo el parto medicalizado».
En 1922 el mundo estaba empezando a salir de una terrible pandemia, la llamada gripe española, que, entre 1917 y 1919, causó decenas de millones de muertos. El Libro de hiģién (es decir, ‘libro de higiene’) es otra de las obras destacadas por la nueva académica, escrita por Alḅert Šaul. En ella se desarrollan los conceptos básicos de higiene entre la población para evitar enfermedades contagiosas. «Su judeoespañol mezcla términos de origen hispánico con turquismos y abundantes galicismos e italianismos», ha añadido.
Una lengua en peligro de extinción
«Cuando el Dr. Yoel y el Dr. Šaúl publicaron sus escritos, el judeoespañol era todavía la lengua habitual de comunicación entre los sefardíes de Turquía y en los Balcanes», ha añadido la escritora. Pero, poco a poco, las comunidades sefardíes habían ido despoblándose por la emigración a países de Europa occidental y América, así que empezaron a priorizar el uso de las lenguas nacionales o del francés y el alemán. «La deportación y asesinato por los nazis de judíos de los países balcánicos produjo el exterminio de decenas de miles de hablantes de judeoespañol», ha explicado. Hoy el «judeoespañol está catalogado por la Unesco como una lengua en peligro de extinción».
Aun así, algunos escritores lucharon por la supervivencia de esta lengua. «Quiero mencionar expresamente la obra de uno de estos escritores ocasionales que es precisamente un científico, un médico neurocirujano: Isaac Papo o Isacco Papo, que en 2006 publicó su libro Viaje en el ocaso de una cultura ibérica». Es uno de los judíos que se salvaron del Holocausto porque habían obtenido la nacionalidad española. «Como otros sefardíes de su generación, fue testigo de la desaparición del mundo tradicional sefardí de sus padres y sus abuelos».
«Los autores sefardíes pudieron parecernos al principio muy lejanos en el tiempo, en el espacio y en la mentalidad, pero resulta que eran nuestros vecinos de escalera», ha concluido Díaz-Mas. «Su historia no es la nuestra, pero nos reconocemos en ellos: como nosotros, tuvieron deseo de saber, de observar, de analizar y comprender el mundo que les rodeaba; tuvieron también miedo a la enfermedad, quisieron entender sus causas y las formas de combatirla y para ello buscaron la ayuda de la ciencia; algunos de ellos padecieron el exilio y el desarraigo, fueron perseguidos por ser como eran, murieron víctimas de la intolerancia y del fanatismo, sufrieron las consecuencias de las guerras. La historia de esos sefardíes vecinos nuestros nos hace comprender nuestra propia historia, sus casos se convierten en ejemplares para entendernos mejor a nosotros mismos».
Por su parte, José María Merino, encargado de contestar a Díaz-Mas, ha centrado sus palabras en elogiar la obra literaria de la nueva académica. De su libro, por citar uno de ellos, El pan que como, ha dicho que es «un brillante logro en su peculiar modo de entremezclar memoria, reflexión ensayística, relato y antología de textos».
«Estudiosa de La Celestina, por ejemplo, pero asimismo autora de espléndidas ficciones literarias, doña Paloma Díaz-Mas presenta, tanto en su personalidad como en su obra, distintas y muy interesantes facetas, que sin duda enriquecerán el patrimonio y el trabajo cotidiano de nuestra casa de las palabras», ha dicho de la académica.