Elin Haf Gruffydd Jones: “La oficialidad del catalán en la UE abriría un camino para entender mejor la diversidad lingüística”
Lingüista galesa Elin Haf Gruffydd Jones
Entrevista con la profesora de Diversidad Lingüística e Industrias Culturales en la Universidad de Gales Trinity Saint David y presidenta de la Red por la Igualdad de las Lenguas Europeas (ELEN)
La oficialidad del catalán, el gallego y el euskera está sobre la mesa de la Unión Europea impulsada por las negociaciones entre los partidos independentistas y el PSOE por la investidura de Pedro Sánchez. Aunque ningún Estado miembro la veta, hay reticencias y dudas y no existe un calendario claro sobre cuándo se podría aprobar.
En este contexto, Plataforma per la Llengua ha pulsado el acelerador para convencer a los Estados y ha impulsado varias campañas y actividades, como un seminario que compara los distintos regímenes lingüísticos europeos celebrado en Barcelona.
Una de las ponentes fue Elin Haf Gruffydd Jones, profesora de Diversidad Lingüística e Industrias Culturales en la Universidad de Gales Trinity Saint David y presidenta de la Red por la Igualdad de las Lenguas Europeas (ELEN).
Atiende a Público por videollamada en un catalán impecable aprendido de forma autodidacta, con el que defiende que la oficialidad abriría nuevos horizontes para el reconocimiento de la diversidad lingüística en la UE y en todas partes.
La académica, que también domina el gallego y el euskera, insiste en que «la diversidad lingüística es una responsabilidad compartida entre hablantes y no hablantes de las lenguas minorizadas» y pone el foco sobre el impulso que la oficialidad daría a la presencia digital del catalán y en las nuevas oportunidades laborales para sus hablantes en el seno de la Unión.
¿Qué supondría conseguir la oficialidad del catalán —junto con el euskera y el gallego— en la UE?
Es importante conseguir la oficialidad: es un paso adelante para el reconocimiento de los valores europeos de diversidad lingüística y hacia su preservación a nivel global. Tenemos la responsabilidad de poner en práctica nuestros valores. La diversidad lingüística no sólo depende de los hablantes de lenguas minorizadas, sino también de los ciudadanos que no las hablan. Para mí es como la igualdad de género: no depende de las mujeres, depende de todos. Poner en práctica la oficialidad de las lenguas que no son las lenguas oficiales de los Estados —pero sí que son lenguas oficiales en los Estados— es un paso muy importante. A veces no hay el respeto necesario fuera de las zonas donde se hablan estas lenguas. La oficialidad del catalán abriría un camino para entender mejor la situación de las lenguas minorizadas y la diversidad lingüística a nivel mundial.
¿Es realista la demanda que se apruebe en el próximo encuentro, el 15 de noviembre?
Soy optimista, pero todo esto está fuera de nuestro control. Habrá cosas totalmente desvinculadas de la política lingüística que influencien la decisión. Está fuera de nuestras manos, pero lo que sí hemos constatado es que el argumento de que esto desencadenaría una ola de reclamaciones de reconocimiento de nuevas lenguas oficiales no es una realidad.
¿Puede explicarlo?
Hemos hablado con los gobiernos y los políticos de muchos países y vemos que realmente no habría una masa de lenguas que querrían el estatus de lengua oficial europea. Con el Brexit, el galés queda fuera. Y no existen movimientos dentro de las comunidades donde se hablan otras lenguas minorizadas. Antes de llegar a la petición para el estatus de lengua oficial en la UE, es necesario tenerlo dentro del territorio o el Estado. Esto no será la caja de Pandora, en absoluto.
Letonia y Lituania han expresado reticencias por si la comunidad rusa de ambos países reclama la oficialidad del ruso.
En estos casos, el ruso no es oficial. Y, por ejemplo, en Finlandia el sueco es oficial, pero es que también lo es en Suecia. Es distinto. En toda Europa hay lenguas minorizadas en un Estado que son dominantes en otro, pero no olvidemos que es el Gobierno español quien ha pedido a la Unión Europea, a los 26 estados miembros, el permiso para hacer entrar el catalán, el vasco y el gallego. Por lo tanto, en cuanto a la minoría rusa en los países bálticos, sería también una cuestión de sus gobiernos.
¿Qué consecuencias tendría sobre el catalán?
Es importante entrar en esta familia de lenguas oficiales europeas para la tecnología y la infraestructura digital de la lengua. Es asegurar que la lengua catalana está en todos los programas para amplificar la presencia digital de las lenguas europeas. En segundo lugar, es muy importante también para la visibilidad desde fuera, sobre todo para estudiantes o trabajadores en movilidad dentro de la Unión Europea, que el territorio de la lengua catalana esté marcado, como las diferentes zonas lingüísticas que tenemos en Bélgica. Se trata de contar la realidad a las personas de fuera; no es un secreto, no es algo que debes descubrir en el momento en el que llegas al país. Es algo que sabemos todos, cómo qué lenguas por lo general se hablan en qué partes de Europa. Esto facilitaría el aprendizaje del catalán antes de llegar a Catalunya, por ejemplo. También es importante para la lengua en los ámbitos comerciales, para que el catalán sea una lengua oficial en el etiquetado.
¿Afectaría también al sector privado?
Sabemos que la normalización lingüística tiene mucho más éxito en el sector público que en el sector privado. Sería un paso importante para cambiar un poco el entorno lingüístico en el sector comercial. Éstas son las ventajas más evidentes, pero también las tendría, por ejemplo, para los ciudadanos que quieren entrar a trabajar en las instituciones europeas.
¿En qué sentido?
Tienes que entrar con tres lenguas, pues podrías entrar con el catalán, el castellano y, no sé, el inglés o el francés. Y supongo que habría gente que diría, oh, entre el catalán y el castellano no hay mucha diferencia. El castellano y el portugués tampoco son muy distintos, o entre el castellano y el italiano, la distancia lingüística es muy poca, como entre el danés y el sueco. Esto es curioso, porque habría gente que diría esto, pero al mismo tiempo después hay gente que dice que no puede hablar catalán porque es muy difícil. ¿En qué quedamos?
¿Podría tener consecuencias para el modelo lingüístico español?
Yo creo que es importante que todos los ciudadanos de un Estado conozcan la realidad lingüística. Yo vivo en Gales, pero me intereso también por la situación en Inglaterra y Escocia, por ejemplo. Es una responsabilidad mía conocer algo la realidad lingüística en Escocia. Por ejemplo, cuando estamos en Inglaterra y hablamos galés, hay gente que no sabe qué idioma es. Pero esto es un Estado, al menos ahora, es el Estado de todos nosotros. Tiene que haber una responsabilidad más evidente por parte de todos para saber más de la diversidad y la realidad lingüística. Es una responsabilidad compartida entre hablantes y no hablantes.
¿En qué se diferencia el modelo español del que existe en otros países como Bélgica o Suiza?
El modelo en España es el de una lengua dominante, oficial en todo el territorio, y otras lenguas cooficiales en sus territorios. En Suiza, la situación es distinta, y en Bélgica también. No existe una sola lengua que domina, que es oficial en todas partes y que no comparte su oficialidad. Pero en toda Europa existen modelos diferentes. Por ejemplo, en Irlanda está el irlandés como primera lengua oficial del Estado, pero es una lengua utilizada en el día a día por menos de 100.000 personas. Hay modelos distintos y esto es un valor europeo. Hay diversidad, pero debemos respetarla.
En Europa hay modelos lingüísticos diferentes y esto es un valor europeo. Es una diversidad que debe respetarse
¿El modelo español perjudica a las lenguas minorizadas?
Creo que no es problema del modelo sino de la forma en el que se interpreta a veces, demasiado rígida. Por ejemplo, en este momento el Tribunal Constitucional está revisando la acción de la Mancomunidad de Municipios Vascos (UEMA, por las iniciales en euskera), que utilizan el euskera como lengua de comunicación normal. Esto es una interpretación muy rígida del estatus del español como lengua oficial del Estado. Si la interpretación del modelo es siempre demasiado rígida, debería cambiarse para asegurar la continuidad del uso social de las lenguas. Porque esto va en contra de los valores de España como Estado plurilingüe, con lenguas con estatus oficial y con programas de normalización lingüística desde hace más de cuatro décadas.
Si la interpretación del modelo lingüístico español es siempre demasiado rígida, debería cambiarse para asegurar la continuidad del uso social de las lenguas
¿La globalización ha comportado inevitablemente el avance de las lenguas mayoritarias?
Sí, pero depende también de qué lenguas mayoritarias. Por ejemplo, si hablamos del macedonio, del esloveno o del letón, que son mayoritarias en sus territorios, pero que tienen poblaciones pequeñas, es distinto. Creo que se trata del avance de un número menor de lenguas mayoritarias.
¿Cuál es la situación en Gales?
Hay gente de 90 años que vive en pueblos en los que hace años todo el mundo hablaba galés, pero ahora hay muy pocos hablantes. Esto es el problema que hemos tenido, sobre todo en Europa, donde hemos pasado del uso social de una lengua al uso social de la lengua dominante. Cuando en este caso el galés tenía mayor uso social, no tenía presencia en el sistema escolar, y no lo hemos cambiado en el buen momento, sino muy tarde. Ahora, nuestras vidas son mucho más oficiales que antes.
Precisamente relacionado con la educación, la inmersión lingüística en Catalunya ha tenido un rol clave para fomentar el aprendizaje del catalán, pero desde hace años recibe ataques. ¿Qué papel debe tener la educación?
La inmersión en la lengua minorizada es normalmente el sistema más eficaz para salir de la escuela con el mayor nivel de bilingüismo. En ese momento no hay investigaciones o evidencia en contra de ello. Pero es importante que no sea sólo la lengua de la clase, sino también del entorno lingüístico de las escuelas. Es educación, sí, pero más: es el entorno y el proyecto de crear espacios.
La oficialidad del irlandés en la UE ha sufrido un retraso de años debido, sobre todo, a la falta de traductores. ¿Podría ocurrir lo mismo con el catalán?
Esto depende de la infraestructura lingüística del catalán, y diría que no. No había suficientes intérpretes en irlandés, ni tecnología por escrito. Creo que el catalán, a nivel de recursos lingüísticos, infraestructura y traducción automática, tiene todas estas herramientas.