favela
Etimología - El origen de la palabra: favela
Voz nacida en el portugués del Brasil, ha sido incorporada a nuestra lengua.
Los barrios pobres, que constituyen cada vez más una nota típica de las ciudades latinoamericanas, han tenido varios nombres a lo largo del siglo XX, desde las callampas de Quito y Santiago, las villas miseria de Buenos Aires y los cantegriles de Montevideo hasta los tugurios de Bogotá, los barrios de Caracas y las favelas de Río de Janeiro. Curiosamente, este último término ha recibido el espaldarazo del Diccionario de la Lengua Española, que lo registra con marca de voz americana, a pesar de que la palabra se usa con mucha frecuencia en los periódicos peninsulares en los que, aunque de manera lenta, va sustituyendo al tradicional barrio de chabolas.
Callampa se origina en la voz quechua ccallampa, usada para designar cierto tipo de choza usada por los indígenas. El nombre de los cantegriles montevideanos surgió como referencia irónica a la miseria que había aparecido en el Uruguay a partir de la mitad del siglo XX, en contraste con el lujo y la ostentación desplegados en el suntuoso Cantegrill Country Club, reducto de los ricos de ambas márgenes del Plata, que disfrutaban el verano en la selecta Punta del Este.
Nombres como barrios, tugurios o villas miseria se explican a sí mismos, pero nos queda por saber el origen de la palabra favela, objeto de discusión de los lingüistas brasileños. Una explicación posible se basa en el hecho de que, como se sabe, los barrios pobres cariocas se extienden en la falda de los montes que se distribuyen por toda la ciudad --una de las metrópolis de orografía más abrupta del mundo-- y son visibles desde lejos como si fueran gigantescos panales, de favo ‘panal’ en portugués (y, aunque menos usado, también en español, registrado como regionalismo de León y Salamanca). Otros buscaron la raíz de este vocablo en el latín favilla ‘ceniza caliente’, en alusión al aspecto que ofrecen estos barrios por la noche, colmados de lucecillas que parecen fuegos fatuos encendidos en las faldas de los montes.
Con relación al español chabola, surgió a fines del siglo XIX a partir del vasco txabola, que puede haber llegado procedente del francés antiguo jaole ‘jaula’ y éste, del latín caveola ‘jaula pequeña’. De jaole proceden también el portugués gaiola ‘jaula’ y el lunfardo rioplatense gayola ‘cárcel’.
Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.
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