merced
Etimología - El origen de la palabra: merced
Los latinos llamaron merx, mercis a las ‘provisiones’, ‘víveres’ y ‘vituallas’ que se vendían en el comercio, y de allí salieron las palabras mercadería y mercado*.
El precio de esas mercaderías se llamaba merces, mercium, pero con el tiempo se empleó también para designar el precio pagado a una persona por un servicio, como ocurría en Roma con los mercenarius, los soldados que se enrolaban por dinero.
Poco a poco, merces fue adquiriendo el sentido de ‘recompensa, dádiva o favor que se otorga a alguien gratuitamente’, que es la denotación que llegó a nosotros en la palabra merced.
Y como los católicos suelen pedir a la Virgen favores o mercedes, surgió en Barcelona el culto a Nuestra Señora de la Merced, que dio lugar al nombre propio de mujer Mercedes. A pesar de ser típicamente español, en 1889 fue bautizada así una bebita vienesa de apellido Jellinek. Años más tarde, su padre, Emil Jellinek, se asoció al fabricante de automóviles Gottlieb Daimler para construir un automóvil moderno y lujoso. El modelo tuvo un éxito tan arrollador que su nombre, Mercedes, fue adoptado para todos los automóviles fabricados por Daimler. Esta historia la relata Fernando A. Navarro en su libro Parentescos insólitos del idioma,[1] en el que cuenta que, cuando comenta en algún país de Europa central que su hermana se llama Mercedes, la reacción es sorprendente: «¡A quién se le ocurre ponerle a una niña nombre de coche!».
Nota:[1] Madrid: Ediciones del Prado, 2002
Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.
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