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Lo que decae no es el gallego sino el monolingüismo

Carlos Luis Rodríguez, El Correo Gallego

En todo lo relativo al idioma, funciona en algunos una especie de reflejo condicionado. Con independencia del dato o información que se dé, la reacción no varía: el gallego está siendo exterminado, su desaparición es inexorable por culpa de los lingüicidas, el futuro es negro. Este curioso automatismo se ha vuelto a reproducir a propósito de los datos aportados por el Instituto Galego de Estatística.

Si uno sólo hace caso de las jeremiadas típicas, llega a la conclusión de que el descenso de los gallegoparlantes es alarmante. Sin embargo, en esa interpretación se esconde un truco fácil de descubrir yendo a la fuente original. No es dificil darse cuenta de que los que algunos llaman gallegoparlantes, son en realidad la parte de la población monolingüe en gallego. Dicho de otra manera, entre los usuarios de la lengua más propia, los hay que la emplean en exclusiva y quienes la combinan con el castellano. 

El bilingüe también es gallegoparlante, pero no interesa contabilizarlo para no entorpecer la manipulación y la consiguiente moraleja política. Lo que la información del IGE certifica no es que el gallego agonice, sino que están en declive los monolingüismos, para confluir en un modelo en el que se alternan ambos idiomas. Lo más positivo de esto es que las barreras idiomáticas, que siempre fueron muy tenues en Galicia, prácticamente han desaparecido. No hay en la Galicia de hoy sector social, grupo de edad o zona geográfica en el que uno de los dos idiomas sea totalmente ajeno.

No habiendo, como no hay, medidas coercitivas de ningún tipo, hasta los más reacios tendrán que admitir que el bilingüismo es la opción libremente elegida por la población. Esos ambientes en los que se ha puesto el grito en el cielo al darse a conocer los datos, confunden siempre la causa y el efecto en materia lingüística. El bilingüismo que ellos repudian no es consecuencia de una política deliberada, sino más bien al revés; son las políticas defensoras del bilingüismo las que mejor se han adaptado al sentir generalizado de la población. 

No cabe duda de que la obstinación nacionalista en el monolingüismo impuesto es una de las razones de su carácter minoritario. En su derecho están a perseverar en el error, pero una cosa bien distinta son los datos objetivos de los que hablamos. El gallego no se extingue, sino que sufre el mismo proceso que todas las lenguas del mundo desarrollado. Casi ninguna tiene la exclusiva sobre su población. Viven y se desarrollan en contextos bilingües. En eso Galicia se parece a Dinamarca y no a Corea del Norte. Gracias a Dios.