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Canguro, la palabra más rara

02/10/2010

Marcelo Arduz Ruiz1, La PrensaEs la palabra más absurda que se pueda encontrar en todo el diccionario, sea de la Real Academia Española o en cualquier otro idioma, tomada de la versión inglesa considerada fiel traslación de la lengua australiana. Antes que se lo conociera en el llamado mundo «civilizado», era el animal más extraño del planeta: daba enormes saltos de hasta diez metros de largo, impulsados por sus robustas patas traseras, desmesuradas con relación al resto del cuerpo y las atrofiadas delanteras, valiéndose de su larga y gruesa cola para mantener el equilibrio, cual si se tratara de una tercera pata. Además, las hembras contaban con una bolsa exterior a la altura del vientre, en la cual transportaban a sus crías. Cuando en 1770 el navegante inglés James Cook desembarcó en el hasta entonces desconocido continente australiano, al avistar tan exótico animal y preguntar a uno de los nativos cómo se llamaba, guturalmente pronunció Kangoroo. Acompañando a la tripulación el mozalbete naturalista Joseph Banks, en su cuaderno de notas prestamente apuntó la palabra, sin sospechar que en el futuro el animal sería conocido por aquel nombre. Pasado los años, los británicos descubrieron que kun-u-ru, en una de las más de 250 lenguas nativas de la isla, significaba simplemente «no entiendo», pero ya nada se pudo hacer para cambiar su nominación, pues la especie nominada de aquel modo era ya famosa a escala universal. En las discusiones iniciales, en las cuales incluso se dio cabida a la suposición de que se trataba de un ratón gigantesco, finalmente los naturalistas convinieron años después en crear un orden totalmente nuevo dentro la escala zoológica, denominado marsupiales (del latín marsupium: «bolsa»), y llamado también Didelfos (del griego Dis: dos y Delphos: matrices), al descubrirse que contaba con dos huesos que durante mucho tiempo se creyó que sostenían la bolsa marsupial. Mucho después se advirtió que la clave de la preservación de la especie se hallaba en las pequeñas y aparentemente inútiles patas anteriores… Debido a la ausencia de placenta, las crías nacen prematuras, ciegas y del tamaño de un gusanillo de cuerpo semitransparente, pero provisto de manos plenamente formadas, con las cuales se aferran al pelaje de la madre y guiadas únicamente por el instinto, afanosamente avanzan en busca de la bolsa marsupial, donde encontrarán un pezón del cual colgarse hasta completar meses después su desarrollo, cuando suelta el pezón y comienza a asomarse por la bolsa. Existen más de medio centenar de variedades de canguros, que van desde el tamaño de un conejo hasta el llamado por el color del pelaje canguro gris (Macropus giganteus), que mide cerca de dos metros y pesa como promedio cien kilogramos, pudiendo cuando se lo enfurece quebrar de un coletazo la pierna de una persona o derrotar fácilmente a más de una docena de perros… Más de tres décadas atrás, en la prensa internacional circuló la noticia de que una expedición norteamericana, luego de clasificar en las selvas vírgenes de la amazonia boliviana contigua al Perú especies nuevas de mariposas, ranas, aves, primates y otras variedades, en el momento de emprender el retorno avistó a orillas de una laguna la silueta «de un canguro en versión reptil». Por tener los equipos guardados, sensiblemente no se pudo registrar la imagen, pero si hubieran preguntado sobre el ejemplar a los nativos más próximos, seguramente no hubieran respondido nada relativo al animal, sino al desconocimiento de la lengua que hablaban… 1 Marcelo Arduz Ruiz pertenece a la Academia Boliviana de la Lengua