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Murió José Gobello, el lexicógrafo del
lunfardo

29/10/2013

Por Amílcar Nani, ClarínSu lema, el mismo que adoptó para “su” academia, era simple: “El pueblo agranda el idioma”. Con esa definición explicaba en forma sencilla su gran pasión: el lunfardo. Porque para José Gobello, quien murió ayer a los 94 años, eso y el tango eran su razón de ser. Periodista, escritor y ensayista no sólo dejó un amplio trabajo de esa especialidad que nos identifica, sino también una entidad que está a punto de cumplir 51 años: la Academia Porteña del Lunfardo.Hijo de inmigrantes italianos, había nacido el 26 de septiembre de 1919 en una casa humilde. Y recién pudo completar sus estudios secundarios siendo un adulto. Sin embargo, eso no fue un impedimento para que dedicara su vida a las letras y a la política. El ejemplo más gráfico de esto seguramente lo marca su pasado en el primer peronismo, ya que en 1951 fue electo diputado nacional, actividad que desempeñó entre 1952 y 1954.Y en esa militancia admiraba a Juan Domingo Perón y a Eva. De todas maneras, solía decir que antes de ser peronista y argentino era católico.“A mí a la Iglesia no me la toquen”, repetía. En 1955, con el derrocamiento del gobierno constitucional, Gobello fue detenido y pasó dos años preso. Y fue en la cárcel donde escribió su segundo libro “Historias con ladrones”. Para ese tiempo, su libro “Lunfardía” (1953) ya había marcado un hito en eso de mostrar las expresiones del lunfardo, algo que gustaba considerar como “un repertorio de palabras dichas de otra manera”.Justamente en medio de ese apasionamiento por darle forma y difusión a un idioma que no figuraba en los diccionarios, empezó a pensar en una academia. Así, junto con Nicolás Olivari y Amaro Villanueva comenzaron a trabajar en el proyecto, algo que se consumó el 21 de diciembre de 1962 cuando, junto con Luis Soler Cañás y León Benarós fundaron la Academia Porteña del Lunfardo. Aquello empezó funcionando en un modesto departamento de la calle Lavalle.Recién en 1987, cuando la entidad cumplía sus bodas de plata, compraron la casa-chorizo de Estados Unidos 1379. El sueño de la sede propia se hizo realidad. Allí, todos los días, José Gobello se instalaba a trabajar en su oficina.“Era su segundo hogar”, explicó anoche Marcelo Oliveri, vicepresidente de la entidad, amigo y editor de muchos de los trabajos de Gobello. También consideró que su mayor aporte como “investigador” fue “el haber desmitificado el lunfardo”. Según Oliveri, eso “se verá en el futuro porque todo lo que hizo servirá para reconocer la identidad porteña y saber de qué se habla en la calle y en los tangos”.Gran admirador del poeta Julián Centeya y de las realizaciones de Edmundo Rivero, también tuvo una importante relación con el maestro Sebastián Piana. Tanto que, según contó anoche Marta, su esposa, Piana fue quien tocó una milonga el día del casamiento con José. Marta y José Gobello tuvieron un hijo, Misael.Hoy, a las 9, los restos de Gobello serán llevados al cementerio Jardín de Paz. Anoche era velado en la Academia, donde cada tarde, sentado en un sillón del patio, dormía una breve siesta. Era una forma de rajarle a la Huesuda que ya lo había junado y que ayer le dio la cana para siempre.