falso
Apócrifo, fingido, simulado. Dicho de una cosa: que fue elaborada imitando otra que es legítima, para hacerla pasar por esta, obteniendo así un provecho indebido.
La palabra nos viene del latín falsus ‘falso’, ‘infundado’: falsus scribere ad aliquem ‘escribirle a alguien una noticia falsa’; iudicare falsum ‘juzgar erróneamente’. El vocablo se formó a partir del latín fallĕre ‘engañar’.
Corominas (1980) comenta que la conservación de la f latina indica que prevaleció en el castellano la pronunciación de las clases cultas, probablemente usuarias más frecuentes de esta palabra, sobre todo en apreciaciones morales.
Falsar se usó en la Edad Media con el significado ‘infringir, quebrantar una regla’, pero ya en el Cid y en Berceo aparecen falsear y sus derivados, como falseador, falsedad, falsete.
Covarrubias (1611) incluye falsopeto, un bolsillo que se incorpora en la parte interior del sayo (una especie de gabán), donde “parece estar más seguro el dinero que en la faltriquera.
Sin embargo, falsar reaparece en el siglo XX en las traducciones al español del filósofo austríaco Karl Popper, en sus trabajos sobre epistemología, con el significado de ‘desmentir una hipótesis mediante la verificación’. Surgen derivados como falsación y falsable. Popper afirmaba que, en ciencia, ninguna teoría es verdadera sino, a lo sumo, “no refutada hasta el momento”. Según él, la ciencia no es capaz de verificar si una hipótesis es verdadera, pero sí puede demostrar si es falsa.