Palabra misteriosa, cuyo origen nadie conoce y que, recogida en 2014 por el Diccionario de la lengua española, significa ‘vergüenza ajena’, lo que sentimos cuando alguien hace el ridículo en nuestra presencia.
Aparece en el corpus sincrónico de la Academia (CREA) solo a partir de 1994, usada apenas en dos periódicos madrileños ‒El Mundo y ABC‒ y en un libro sobre “buenas maneras” del periodista y escritor madrileño Alfonso Ussía, aunque ninguno de mis amigos madrileños la ha oído jamás.